Antes de empezar a leer este artículo te sugiero reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿Por qué los clientes van a preferir venir a tu farmacia? Aunque seguro que se te ocurren varias respuestas, tengo que decirte que no será por el precio, el surtido o la cercanía. A tu alrededor hay muchas otras farmacias y empresas que ofrecen el mismo producto con precios competitivos e incluso, si están más cerca de la zona que tus clientes frecuentan, terminarán por cambiar fácilmente de lugar de compra. En realidad, la razón que supone un argumento real y fuerte es la calidad de la atención farmacéutica.
Basta mirar a nuestro alrededor para constatar que somos usuarios digitales, incluimos el uso de dispositivos tecnológicos para muchas de nuestras actividades cotidianas y las redes sociales son uno de los principales medios para relacionarnos con las personas y las marcas. Citando las cifras del IAB España, en 2016 se registró que un 81% de los internautas de entre 16 y 55 años utilizan redes sociales, lo que representa más de 15 millones usuarios en nuestro país.
Según los datos recogidos por el informe «Estadísticas de Colegiados y Farmacias Comunitarias 2015», España cuenta con 21.937 farmacias comunitarias. Si a este dato sumamos el número de parafarmacias y otros comercios que suponen una competencia directa o indirecta, entenderemos la relevancia que tiene para la farmacia tener una estrategia de posicionamiento.
Para muchas farmacias existe una preocupación constante en relación con el stock, y es que sabemos que es muy importante tener un surtido suficiente para cubrir la demanda de nuestros clientes, pero también que éste no debe ser excesivo para evitar perder rentabilidad sobre él.
La farmacia ha evolucionado hacia un modelo sell out, donde el rol del farmacéutico va más allá de la dispensación e interioriza el hecho de que debe centrar sus esfuerzos en la creación de experiencias de compra con la intención de conseguir una diferenciación para la farmacia, y un recorrido mucho más especial para el cliente.
Muchas veces los titulares de farmacia consideran ampliar el horario en un afán por mejorar la rentabilidad; sin embargo, es importante que recordemos que rentabilidad, volumen de ventas, número de operaciones y horario son conceptos que se relacionan, pero realizar modificaciones en uno no necesariamente tendrá repercusiones en otro.
Todas las empresas y personas que realizan una actividad remunerada, obligatoriamente tienen que aportar un porcentaje de sus ganancias a las administraciones públicas. Sin embargo, para cada sector, las regulaciones afectan de una u otra forma, y para muchos farmacéuticos este tema sigue siendo un poco complicado de entender, así que vamos a intentar dar una visión general de los conocimientos que son necesarios al hablar de impuestos en la farmacia. Y lo haremos en un lenguaje claro y sencillo.
Hay tres premisas básicas que la farmacia debe recordar siempre, la primera es que la satisfacción del cliente es un objetivo a cumplir invariablemente. La segunda es que la calidad del consejo farmacéutico y la atención que se le brinde a un cliente será en gran medida lo que determine el retorno de un cliente a la farmacia, y la tercera es que con el cliente interactúan el empleado y el titular, pero el primero es el que, dado que habitualmente dedica mucho más tiempo a estar con los clientes, tiene más importancia a la hora de gestionar una farmacia.
A lo largo de los últimos años, las farmacias, en su intención por encontrar nuevas vías para mejorar la rentabilidad, han optado por adherirse a agrupaciones en las que en algunos aspectos relacionados con la gestión, sea común, permitiendo que el titular disponga de más tiempo para el consejo farmacéutico.
Partiendo de la necesidad que tiene la farmacia de analizar su evolución y crecimiento para poder plantearse objetivos, nace la importancia de establecer parámetros que nos faciliten el análisis del cumplimiento de metas y permitan implementar los cambios necesarios y acciones correctoras.