En el anterior artículo (El Farmacéutico n.º 541), iniciamos el comentario sobre la posibilidad que tienen los farmacéuticos de acudir a préstamos privados, fuera del sector comercial, y preferentemente en el ámbito familiar, de cara a la financiación de la adquisición de una oficina de farmacia. En el presente, revisamos algunos aspectos relacionados con las fórmulas de garantía que pueden complementar estos contratos, así como sus principales implicaciones fiscales.
La farmacia ha evolucionado hacia un modelo sell out, donde el rol del farmacéutico va más allá de la dispensación e interioriza el hecho de que debe centrar sus esfuerzos en la creación de experiencias de compra con la intención de conseguir una diferenciación para la farmacia, y un recorrido mucho más especial para el cliente.
«Consulta de gestión patrimonial» es una sección dedicada a contestar preguntas que el farmacéutico se plantea diariamente sobre la gestión de su patrimonio.
Habitualmente, quien se plantea acceder a su primera farmacia no cuenta por sí mismo con garantías ni con la aportación personal suficiente como para obtener la financiación de la compra sin ayuda familiar.
La famosa frase «nada es lo que era» bien podemos aplicarla al marco actual de la oficina de farmacia. Los establecimientos farmacéuticos están inmersos en una situación de pérdida de rentabilidad, competencia ajena al sector, como son las grandes superficies (parafarmacia), y transformación de la farmacia clásica a establecimientos donde se comercializa una amplia gama de productos no sólo de salud (productos de higiene, dietéticos, cosméticos etc.).