Después de unos años de una cierta incredulidad, los cambios que algunos anunciaban y que empezaban a afectar al sector y a la sociedad se han consolidado de una forma dramática. En estos momentos ya es insuficiente la simple aceptación de esta realidad. Quien ignore esta situación vive en un mundo imaginario.

La realidad que nos envuelve se ha infiltrado abruptamente y con efectos nocivos en un modelo y en un marco económico/social que hasta ahora había proporcionado al sector de las oficinas de farmacia estabilidad y progreso. Un marco que, además, muchos creían inmutable.

Los factores que están provocando más distorsión en el corazón del sector son los incumplimientos de las obligaciones de pago por parte de las Administraciones públicas y la evidente tendencia a la baja del volumen de facturación. Ambos son gravemente negativos, pero requieren de enfoques y actitudes distintas.

La reclamación permanente del cumplimiento de los contratos entre la Administración y el sector de las farmacias es una tarea ineludible, pero también es preciso buscar los instrumentos financieros más adecuados para superar de la manera menos costosa posible una situación que todo apunta a que no será pasajera. Sería un error no prever la incorporación en la estructura de costes del incremento de las necesidades de financiación. Sería también un error de bulto interpretar la actual situación económica como un accidente. No lo es, ni la situación general ni la específica del sector. El contexto no es circunstancial porque existen una serie de vectores que determinan con fuerza y continuarán determinando en los próximos años la dirección hacia donde se encamina el modelo de negocio actual.

El cambio de visión de los gobiernos y de la sociedad respecto al papel de la industria farmacéutica y al precio de los medicamentos, las restricciones presupuestarias y el cambio de actitud del paciente con respecto al coste de su tratamiento farmacológico, acelerado por la incorporación de nuevos sistemas de copago, son tres de esos determinantes vectores. Intentar analizar y afrontar la situación sin tener en cuenta este escenario puede desembocar en una verdadera quimera.

Las reglas de juego están cambiando y el sector debe estar atento a estos cambios para hacer los movimientos convenientes que le permitan mantener una posición sólida como la que ha mantenido hasta ahora.

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