Cuando empecé mis prácticas hace más de 20 años, mis compañeros de entonces contaban que cosas como un colutorio o un antigripal las cubría el seguro. Con los años hemos visto que para que la Seguridad Social siguiera siendo viable tal y como hoy la conocemos, se han ido sacando de ella muchos grupos terapéuticos. 

También es cierto que ha bajado el gasto y se ha visto que, al añadir el copago, muchos de esos medicamentos eran sacados simplemente por ser «gratis». 

Seguimos teniendo, por ejemplo, como algo residual los afectados por el aceite de colza bajo la aportación de síndrome tóxico, y supongo que todos los que estáis tras el mostrador habréis visto un uso abusivo —cremas antiarrugas, zuecos…— ya que en su origen no se le puso límites.  

¿Quién no ve necesario que un paciente oncológico tenga un acceso menos costoso a una buena crema emoliente para la radioterapia?

Y mientras tanto, entre esos dos extremos nos hemos dejado sin financiar tratamientos necesarios en determinadas circunstancias para un porcentaje importante de la población. ¿Quién no ve necesario que un paciente oncológico tenga un acceso menos costoso a una buena crema emoliente para la radioterapia? ¿O que ese mismo paciente no tenga un descuento en un tratamiento con hialurónico para curar sus llagas en la boca?  

Más de 10 millones de españolas estamos en proceso de peri y menopausia, y hasta hace nada el tratamiento tópico con estrógenos lo teníamos que pagar entero. ¿No pensáis que el resto de los tratamientos tópicos y vaginales tendrían que estar algo financiados ya que vamos a pasarnos de media unos 40 años con esa necesidad? 

Por no hablar de la fotoprotección, en la que tanto insistimos si te han diagnosticado queratosis actínica. 

Hay muchas lagunas en los no financiados. No sé cuál es la solución más equilibrada, pero sí que reconozco que entre todos los implicados en la cadena sanitaria deberíamos aportar soluciones.

Otras noticias destacadas

Destacados

Lo más leído