Como todos estamos oyendo en los medios de comunicación desde hace meses, la tasa de inflación en la zona del euro continúa siendo alta. Para intentar controlarla y situarla en términos más normales, uno de los mecanismos que el Banco Central Europeo puede emplear es la subida de los tipos de interés.

 

La dificultad radica en cómo potenciar este control de los precios sin derivar en una indeseada recesión de las economías europeas, por lo que hay que equilibrar la balanza para lograr el objetivo de disminuir la inflación sin que se desincentive la actividad económica de estos países.

¿Qué conlleva esta subida de los tipos de interés en el sector farmacéutico? La farmacia, en concreto, puede verse afectada por diferentes vías. Por un lado, este incremento puede derivar en la modificación de los criterios de compra por parte del consumidor, bien disminuyendo el consumo de artículos de venta libre de la farmacia o bien aumentando la compra de artículos más económicos en detrimento de otros de precio más elevado.

En segundo lugar, esta subida de los tipos de interés tiene un efecto directo sobre las financiaciones en general. Por un lado, las farmacias que se hayan financiado años atrás (independientemente del motivo) y que estén referenciadas a un tipo variable, o sea, que se encuentren indexadas al euríbor (Figura 1), van a tener que soportar una cuota más alta que la que hasta ahora pagaban en el momento de su renovación. En otras palabras, el coste de estas financiaciones será más alto y, por tanto, repercutirá en una disminución del resultado del ejercicio si este efecto no se consigue compensar de otra manera.

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Por otro lado, indudablemente también tiene su reflejo en las nuevas financiaciones que se vayan a solicitar. Los tipos de interés son más altos ahora que hace unos años y, en consecuencia, las financiaciones que se conceden en la actualidad conllevan habitualmente el pago de unos intereses mayores.

Los tipos de interés son más altos ahora que hace unos años y, en consecuencia, las financiaciones que se conceden en la actualidad conllevan habitualmente el pago de unos intereses mayores

 

Otra de las cuestiones que pueden surgir tiene relación con la forma en la que el banco analiza las financiaciones que se solicitan. En este momento, la entidad financiera procede a un análisis más exhaustivo, y considera incluso escenarios conservadores donde estima que los tipos de interés puedan seguir subiendo. Es decir, pueden llegar a estresar más la cuenta de explotación de la farmacia dada la creciente preocupación por la variabilidad de los tipos, para determinar si en una situación extrema el farmacéutico puede seguir haciendo frente a todos los gastos.

A su vez, la actual situación de subida de tipos también ha derivado en que las entidades cambien la oferta de las financiaciones. En este contexto, como antes hemos comentado, los bancos han ido endureciendo sus condiciones económicas. Sin embargo, después de varios meses de ajustes al alza donde se quería primar la contratación de tipos variables especialmente (se incrementaban los tipos fijos y en ocasiones incluso alguna entidad llegó a no ofrecerlos mientras abarataban los variables), parece que en las últimas semanas el escaparate se ha modificado ligeramente. En la actualidad las entidades no están variando de una manera sustancial los precios y la situación se ha estabilizado.

También es importante señalar que en los últimos tiempos las entidades han vuelto a ofrecer los llamados «tipos mixtos», donde inicialmente el banco se cierra a un tipo fijo durante un plazo de tres a cinco años y, transcurrido este plazo, el préstamo se recalcula a tipo variable hasta finalizar el mismo. La demanda de créditos está valorando esta fórmula muy positivamente, ya que elimina, con el tipo fijo inicial, la incertidumbre de los mercados a la par que permite beneficiarse de una posible bajada de los tipos en un futuro cuando la situación cambie.

Las expectativas de un menor crecimiento económico de este año añadidas al alza de tipos experimentada han generado inestabilidad financiera, y parece lógico que los bancos endurezcan ligeramente los parámetros de concesión de préstamos. No obstante, el sector farmacéutico continúa siendo estable, por lo que las entidades financieras siguen considerándolo un sector atractivo y sólido en el que invertir sus recursos. ¿Dónde radica entonces la diferencia? Para los casos en los que haya que solicitar una nueva financiación, resulta esencial aportar a los bancos un proyecto de inversión pormenorizado donde se puedan ver un análisis de la situación actual del farmacéutico y unas proyecciones a futuro que justifiquen la viabilidad económica de la operación. En resumen, es clave demostrar mediante un plan de gestión que la farmacia generará los suficientes recursos como para atender a la deuda solicitada. 

El sector farmacéutico continúa siendo estable, por lo que las entidades financieras siguen considerándolo un sector atractivo y sólido en el que invertir sus recursos

 

Por eso es esencial una gestión profesionalizada de la financiación, con el objetivo de presentar a las entidades un proyecto de inversión viable que refleje cualquier posible cambio a futuro. Y para ello hay que analizar las variables propias del sector farmacéutico (evolución de los márgenes brutos comerciales, mix de ventas, evolución del gasto farmacéutico, el efecto de los diferentes reales decretos, etc.), las variables socioeconómicas como el IPC, el euríbor, etc., y las ratios concretas de la farmacia objeto de estudio (EBITDA, periodo de recuperación de la inversión, etc.). Sin olvidarnos, claro está, de optimizar el impacto fiscal.

En resumen, tenemos la ventaja de que el farmacéutico siempre ha sido un claro ejemplo de sector en crecimiento estable a lo largo del tiempo y sin grandes altibajos, por lo que ha aportado a los bancos mucha confianza a la hora de analizar su riesgo crediticio, no como sucede con otros sectores cuya evolución siempre ha sido más desigual o volátil. No obstante, considero fundamental presentar un proyecto de inversión personalizado que refleje la rentabilidad económico-financiero-fiscal de la actividad, así como otros aspectos también esenciales como la viabilidad administrativo-técnica y jurídico-arrendaticia en su caso.

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