La huella microbiana y nuestra salud respiratoria

Las infecciones respiratorias, en particular las de origen vírico, son especialmente frecuentes durante los meses más fríos, aunque podemos sufrirlas todo el año. El resfriado común y el síndrome gripal evolucionan favorablemente en pocos días en prácticamente todos los casos. El principal mecanismo de transmisión de la mayoría de las infecciones respiratorias agudas es a través de las gotas de saliva que eliminamos de manera espontánea al respirar y al hablar. También se pueden transmitir por contacto, como la contaminación manual seguida de autoinoculación.

La huella microbiana y nuestra salud respiratoria
La huella microbiana y nuestra salud respiratoria

Las manos son el principal medio de transmisión que utilizan los microorganismos. La humedad, el sudor y los restos de descamación en la piel de las manos, propician un hábitat favorable para virus, bacterias y hongos. Podemos afirmar que nuestras manos contienen una auténtica «huella microbiana»1.

Fácilmente, cualquier contacto de nuestras manos con personas o con cualquier material facilita la trasmisión de esa «huella microbiológica». Al contactar con otra persona los microorganismos pasan a formar parte de su piel, se multiplican localmente y se convierten en un peligro potencial de infección. La solución al problema pasa por convertir la higiene de manos en una práctica habitual1,2.

Disponemos de diversas estrategias probadas para minimizar los efectos de la exposición viral, y su posible transmisión entre diversas personas. Se analizan dos actuaciones bien fundamentadas: el lavado de manos y el consumo de suplementos alimenticios con propiedades antioxidantes, antivirales y antiinflamatorios.

El lavado de manos es la medida más sencilla, barata y eficaz para evitar la transmisión de microorganismos3. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), el lavado de manos reduce la prevalencia de enfermedades respiratorias y resfriado común entre un 16 y 21%.

La recomendación básica para lavarse las manos es utilizar agua y jabón. Si no se dispone de agua y jabón, es posible su reemplazo eventual con soluciones hidroalcohólicas. Si se usan adecuadamente, prácticamente todos los jabones son igualmente efectivos para eliminar los microorganismos que producen las enfermedades.

Los agentes tensioactivos del jabón levantan la suciedad y eliminan los microbios de la piel. Hay microbios en todas las superficies de la mano, a menudo en concentraciones particularmente altas debajo de las uñas, de modo que debe fregarse toda la mano. El lavado de las manos debe realizarse empleando el tiempo suficiente (40-60 segundos) y utilizando la técnica adecuada3.

Otra opción claramente validada es el uso de productos hidroalcohólicos en forma de solución o gel, por su probada actividad antiséptica y desinfectante a nivel de las manos. Estos productos presentan porcentajes variables de etanol: una concentración de etanol entre el 60 y el 90% permite eliminar la mayoría de los virus y bacterias.

Son efectivos siempre y cuando se utilicen sobre manos aparentemente limpias –sin restos visibles– y de forma correcta: el virus se elimina tras 30 segundos de aplicación. En entornos comunitarios donde las manos pueden estar más sucias o presentar más grasa estos desinfectantes no funcionan bien, ya que no sustituyen el lavado de manos si éstas no están limpias4.

El etiquetado del gel hidroalcohólico debe mostrar el número de registro de la AEMPS (Agencia Evaluadora de Medicamentos y Productos Sanitarios), que certifica la capacidad viricida5.

Otra estrategia a valorar es la combinación de las previamente citadas medidas preventivas para evitar el contagio viral, junto con el consumo de suplementos por vía oral. Complementos alimenticios a base de extractos de Curcuma longa (cúrcuma), Punica granatum6 (granada)7 y Zingiber officinalis8 (jengibre) ayudarían al mantenimiento normal del sistema inmunitario y respiratorio gracias a las propiedades antioxidantes, antivirales y antiinflamatorios de sus ingredientes.

Referencias

1. http://theconversation.com/covid-19-lavemonos-las-manos-por-favor-131511. Consultado 6 de marzo 2020.
2. World Health Organization. WHO guidelines on hand hygiene in health care: first global patient safety challenge: clean care is safer care. Geneva: World Health Organization; 2009.
3. https://www.cdc.gov/handwashing/esp/show-me-the-science-handwashing.html. Consultado 6 de marzo 2020.
4. Rabenau HF, Kampf G, Cinatl J, Doerr HW. Efficacy of various disinfectants against SARS coronavirus. J Hosp Infect. 2005 Oct; 61(2): 107-111.
5. Reglamento (CE) nº 1272/2008, sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas.
6. Kocaadam B, Sanlier N. Curcumin, an active component of turmeric (Curcuma longa), and its effects on health. Crit Rev Food Sci Nutr. 2017 Sep 2; 57(13): 2.889-2.895.
7. Shaygannia E, Bahmani M, Zamanzad B, Rafielan-Kopaei M. A review Study on Punica granatum L. J Evid Based Complementary Altern Med 2016 Jul; 21(3): 221-227.
8. Semwal RB, Semwal DK, Combrinck S, Vijoen AM. Gingerols and shoraols: Important nutraceutical principles from ginger. Phytochemistry. 2015 Sep; 117: 554-568.

Destacados

Lo más leído