«Consideramos positiva cualquier medida encaminada a la protección de la farmacia rural por su esencial papel en la cohesión de nuestro sistema de salud y como único garante de nuestro modelo farmacéutico», pero «lamentamos profundamente que dicho programa carezca de cualquier tipo de partida económica que palíe la actual situación de inviabilidad de estas pequeñas farmacias, así como el tiempo perdido hasta ahora desde que la SEFAR alertara de esta situación hace más de 10 años». Con estas palabras se inicia el comunicado que ayer hizo público la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR) para expresar su posicionamiento con respecta al protocolo para mejorar la atención sociosanitaria en el medio rural firmado en el Ayuntamiento de Briñas (La Rioja) por el Consejo General de Farmacéuticos y los ministerios de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Derechos Sociales y Agenda 2030 y Sanidad.

En su comunicado, la SEFAR agradece al Gobierno de España y al Consejo General «su preocupación por la situación y el futuro de la farmacia rural española, garante de la universalidad en el acceso al medicamento y de nuestro modelo de planificación farmacéutica», pero lamenta que no se les haya informado del contenido del protocolo suscrito y del Programa que se pretende poner en marcha, y que en ningún momento se haya consultado a la farmacia rural «sobre sus necesidades o problemas o sobre las soluciones para garantizar su supervivencia».

En el comunicado se especifica que lo que necesita la farmacia rural, de forma urgente, «son medidas estructurales que garanticen un futuro a estos profesionales» y se afirma que «iniciar ahora un proyecto piloto de estas características, sin asignación económica, llega con demasiado retraso, alargará el problema en el tiempo y no garantiza en absoluto ni la supervivencia de la farmacia rural ni la de nuestro modelo de planificación farmacéutica».

Se explica, asimismo, que «los profesionales farmacéuticos ejercientes en el medio rural llevan años realizando esta labor social y sanitaria que ahora se pretende mejorar de forma excepcional para sus pacientes en unas condiciones económicas, profesionales y personales que, en muchos casos, rozan lo inaceptable y no puede seguir soportando sobre sus hombros el peso de haberse convertido en la base y justificación de nuestro modelo farmacéutico a costa de su actual situación de precariedad».

A pesar de ello SEFAR finaliza el comunicado poniéndose «a disposición de la Administración y de nuestras instituciones para buscar soluciones que realmente mejoren la prestación farmacéutica en el medio rural, la equidad y cohesión de nuestro sistema sanitario y la atención a nuestros pacientes que es el objetivo último de nuestra Sociedad».

Jaime Espolita: «El protocolo llega 15 años tarde»

«El protocolo todavía no lo conoce nadie y solo puedo opinar a partir de las noticias que ha dado a conocer el Consejo General de Farmacéuticos, pero todo aparenta que es más de lo mismo. Llega 15 años tarde y no va a servir absolutamente para nada». Así de contundente se mostró Jaime Espolita, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR), en declaraciones a El Farmacéutico.

Jaime Espolita

 

«Este problema –explicó Espolita– lleva enquistado 15 años y sorprende que ahora, en 2023, se haga un programa y un protocolo para poner en valor a la farmacia rural, que es algo de lo que creo que ya nadie dudaba, y que, además, estén implicados tres ministerios y que no haya ni media partida presupuestaria para garantizar la permanencia de estas farmacias… Es un programa que nace pobre y que al final lo que va a hacer es cargar de trabajo a los compañeros del medio rural sin ningún tipo de incentivo económico. El problema de la farmacia rural hoy en día es primordialmente de condiciones económicas y personales».

Espolita considera también que «empezar ahora a estudiar a ver si en el futuro se podría remunerar a la farmacia rural no tiene sentido». «Esto –dice– va a llevar años, y eso suponiendo que se lleve adelante, porque luego habrá cambios de gobierno y vamos a estar con los compañeros del medio rural esclavizados y sin viabilidad económica cerrando farmacias».

Otra queja de Espolita es que no se haya hablado previamente con la SEFAR. «Nos parece triste –dice– que no nos hayan consultado. SEFAR no tiene ningún afán de protagonismo, nuestro objetivo es mejorar las condiciones de la farmacia rural y nos da igual quien se haga la foto y quien se ponga las medallas, pero resulta curioso que si se va a sacar un protocolo sobre farmacia rural no se pregunte a los que representan a la inmensa mayoría de las farmacias de poblaciones de menos de 1.000 habitantes».

 

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