La Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) ha celebrado en Palma una nueva cita de sus «Jornadas SEFAC» en formato presencial, tras el parón provocado por la pandemia de la COVID-19. En este evento se han dado cita más de cien profesionales farmacéuticos que han analizado la situación actual del sector.

La Jornada ha sido inaugurada por la consejera de Salud y Consumo de Illes Balears, Patricia Gómez i Picard, que ha estado acompañada por Vicente J. Baixauli, presidente de SEFAC; Clara Frau, presidenta de SEFAC Illes Balears, y Antoni Real, presidente del COF de Illes Balears.

En su intervención, Baixauli ha reivindicado el papel sanitario de los farmacéuticos comunitarios durante la pandemia: «Nuestro conocimiento sobre los medicamentos y nuestra cercanía a los pacientes son nuestro valor diferencial. Sin embargo, tenemos la sensación de que como profesionales farmacéuticos se nos ha discriminado en comparación a cómo se ha tratado a los farmacéuticos comunitarios en otros países durante esta pandemia». Por su parte, Clara Frau ha reclamado un papel más activo de la farmacia comunitaria en las distintas estrategias sanitarias, en colaboración con el resto de profesionales de la salud: «Creo que es fundamental que la profesión se mantenga unida y sume esfuerzos para que pueda tener un reconocimiento mucho mayor a todos los niveles».

En su discurso inaugural, Patricia Gómez i Picard ha destacado el «papel fundamental de los farmacéuticos en la salud de la población, que ha contribuido a crear un muro de contención desde la atención primaria durante la pandemia». La Consejera ha señalado que «la formación continuada, la investigación y la actualización tecnológica permanente son aspectos obligados en la carrera profesional».

El programa ha incluido la sesión titulada «La farmacia comunitaria como centro sanitario: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades». En esta mesa distintos expertos han analizado la situación actual del sector. Ángel Sanz, consultor farmacéutico y evaluador de tecnologías sanitarias, ha mencionado algunas de las principales debilidades del sector, entre las que ha destacado una «falta de actitud», que provoca «que el farmacéutico comunitario no genere valor».  En opinión de Sanz, esta falta de actitud, «que hace que el farmacéutico comunitario no se involucre de lleno en la mejora de resultados de salud de los pacientes», puede provocar una inercia peligrosa para la población. Por ello, ha insistido en su turno en la necesidad de una mayor formación para la profesión.

En el capítulo de amenazas para la farmacia comunitaria, Eladio González, presidente de Apotecaris, ha alertado de la irrupción de las grandes plataformas digitales, aunque en su opinión el modelo farmacéutico está en España muy regulado, lo que supone una eficaz barrera frente a su avance. González ha expresado la necesidad de disponer de una visión transversal de la salud que ofrezca respuestas a las necesidades de los pacientes y contribuya a una mejora de su salud y calidad de vida, y ha apostado por una sincera colaboración interprofesional frente a los ataques interesados de ciertos colectivos.

Al referirse a las fortalezas de la farmacia comunitaria, Guillermo Torres Rosselló, vicepresidente del COF de Illes Baleares, ha alabado las características del modelo mediterráneo de farmacia, caracterizado por su capilaridad y proximidad al paciente.

En el capítulo de oportunidades, Clara Frau ha incidido en el potencial de la farmacia clínica y asistencial: «Queremos que se nos vea y se nos deje actuar como sanitarios, a través de servicios profesionales farmacéuticos asistenciales para cubrir la demanda asistencial de nuestros pacientes». Asimismo, ha abogado por la creación de una especialidad en farmacia clínica comunitaria “que nos permitiría dar un salto de gigante en el reconocimiento de nuestra profesión y nos aportaría una formación reglada que nos colocaría en situación de equidad con otros profesionales sanitarios». En su turno de intervención, ha recordado que la pandemia ha demostrado que la atención farmacéutica domiciliaria es «absolutamente necesaria y complementa el valor de la presencialidad de la farmacia, pero es necesario llevarla a la práctica y regularla».

Por otro lado, en opinión de Baixauli, ha hablado de la necesidad de que conceptos y herramientas ya presentes en el entorno digital, como el big data o la e-consulta, que ya se usa en el campo médico, se desarrollen adecuadamente en las farmacias. Por ello, ha señalado la necesidad de «demostrar lo que hacemos en las farmacias comunitarias de forma cuantificable. Debemos incorporar datos medibles para la mejora de resultados en salud». Asimismo, ha propuesto emplear una terminología adecuada a la hora de hablar de presente y futuro de la farmacia: «no cabe hablar de telefarmacia, al tener una connotación comercial, sino de teleatención farmacéutica, que proporciona una atención sanitaria personalizada y de rigor al paciente». Por su parte, Juan Blanco, consejero de Cofares, ha valorado que «la digitalización permite a la farmacia aportar valor para el paciente en el tratamiento de sus patologías».

El programa científico de la jornada ha incluido también distintos talleres prácticos en patologías que se pueden abordar desde las farmacias. Dichos talleres tratan áreas como la adherencia en pacientes osteoporóticos y con patología respiratoria, el abordaje de la hiperplasia benigna de próstata en la farmacia comunitaria, la intervención farmacéutica en la dispensación de análogos GLP-1 inyectables o la indicación farmacéutica en tapón de oído. También se ha incluido el taller específico «Comprueba lo que sabes sobre meningococo y rotavirus», así como contenidos interactivos, elementos de role-play y técnicas de gamificación, con la inclusión de una sesión en formato escape room sobre bulos en medicamentos en Internet.

Otras noticias destacadas

Destacados

Lo más leído