Se acerca el fin de semana y aún no tengo plan. Sucede de vez en cuando. Lo cierto es que no me preocupa lo más mínimo. Sin plan, el fin de semana puede ser una maravilla. Miraré la programación de la Euroliga y también de la NBA, me adaptaré a mi rincón del sofá e iré viendo partidos. Seguramente algún amigo llamará para ir a tomar unas cañas y podremos contarnos nuestras anécdotas. Nada especial. No tengo plan, pero estoy convencido de que el fin de semana será magnífico.

Podréis acusarme de no tener muchas expectativas, de ser poco ambicioso, de no querer salir de mi zona de confort, que es como ahora se describe vivir como un perro, pero lo que no podréis decirme es que estoy ansioso e intranquilo. Si el tiempo acompaña, saldré a pasear el domingo y, si llueve, no. No necesito plan para pasar este fin de semana.

Ojalá la vida pudiera ser siempre así. De verdad os lo digo, pero por más que lo intente las cosas no van por ahí. Eso solo pasa en los fines de semana y solo en los que me quedo solo. Planificar la semana es casi imprescindible para sobrevivir en la jungla de agendas, y tener un buen plan es un instrumento tan necesario como la brújula cuando estás recorriendo los intrincados senderos de la selva en la que nos ha tocado vivir.

Algunos defienden que de lo que se trata es de escapar de esa selva. No voy a deciros que la teoría no me atrae, os mentiría, pero mis ya largos años de travesía por sus entresijos me aconsejan ser pragmático y hablaros de cómo yo creo que debemos sobrevivir en ella.

Lo primero que se me ocurre deciros es que, para tener éxito en el viaje, es aconsejable ser consciente del terreno que estás pisando. No es un terreno fácil, está plagado de competidores y de incertidumbres.

Lo segundo, que vale la pena pararse de vez en cuando para analizar el camino y las alternativas que podemos tomar antes de dar pasos en falso. Nos jugamos bastante.

El sector de las oficinas de farmacia necesita un plan como la brújula el aventurero. Cierto que vamos bien equipados, que tenemos reservas y buenos músculos, pero sin un plan corremos el riesgo de que se agoten y se agarroten.

Solo los privilegiados pueden vivir sin plan, y nuestro sector no es uno de esos. Una sociedad mucho más abierta y digitalizada y un paciente/cliente más informado configuran un paisaje en el que es fácil perderse. Detecto un movimiento constante, muchas campañas y pilotajes parecen indicar cierta inquietud, pero continúo creyendo que nos hace falta un buen plan. Sin embargo, todo eso que os digo ponedlo en cuarentena; pudiera ser solo una disquisición de alguien que se apresta a pasar un fin de semana de lujo sin plan alguno.

El sector de las oficinas de farmacia necesita un plan como la brújula el aventurero

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