La medicación de 13 700 pacientes será preparada y supervisada por un equipo farmacéutico en un edificio de más de mil metros cuadrados anejo a la farmacia del Hospital Galdakao-Usansolo, equipada con tecnología específica para el proceso de reacondicionamiento y el control de los tratamientos farmacológicos. La implantación de este nuevo modelo ha requerido la contratación de 22 farmacéuticos, siete de los cuales realizarán su trabajo en la nueva instalación.

En un proyecto presentado y bendecido por el mismo lendakari Urkullu, Osakidetza ha optado por la concentración de esta prestación dejando sin papel a las farmacias comunitarias en 145 residencias de un total de 335. Independientemente de la merma en el volumen del negocio para estas farmacias, que podemos estimar alrededor de unos 20 M€, esta decisión representa un cambio de paradigma en la prestación farmacéutica a los pacientes residentes.

Dice el dicho que quien calla otorga, y el silencio del sector, sea la razón que sea la que lo haya generado, despeja el camino a un cambio que, si se consolida, abre las puertas a formas distintas de entender la atención farmacéutica en este y en otros ámbitos.

Voces discretas del sector comentan que están atentas al desarrollo de un modelo que aseguran desvirtúa una atención próxima y profesional. También tienen sus dudas acerca de que sea todo lo eficiente que pretende ser, aunque es difícil imaginar que un cambio con padrinos tan importantes sea un candidato fácil al fracaso.

No podemos conocer el alcance del cambio, al menos aún, pero estamos seguros de que merece un seguimiento riguroso, y de que el sector de las oficinas de farmacia debe convencerse de una vez por todas de que va a tener que reflexionar y tomar decisiones sobre si sus valores, capilaridad, proximidad, profesionalidad y empatía, que ha esgrimido siempre como valores seguros, son suficientes para afrontar los nuevos retos que van a ir apareciendo en su camino.

Destacados

Lo más leído