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Una ciudad en mil ciudades: Madrid

Vamos, vamos, farmacéuticos, boticarios... que seguimos ampliando horizontes de un modelo social saludable, de ciudadanos éticos y saludables, con un medioambiente cívico social, creativo, de promoción y educación para la salud.

© Unsplash
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Elementos de participación colectiva donde el objetivo es y será siempre un proyecto de salud de manifestar y hacer visible que posiblemente, con el tiempo, se llega a una conformidad pacífica con el entorno en el que residimos. Hay quien tarda más o menos tiempo, pero eso no indica la magnitud de la importancia de los acontecimientos que hayan generado o no su salud individual o comunitaria, de sus sufrimientos y alegrías; a veces no lo sabemos, pero sí, con el tiempo sabemos que sí desarrollan una voluntad de calma, por querer seguir queriendo progresar y construir ciudad sin deteriorarse.
Intuyo que de la unidad personal se intenta ampliar a lo colectivo saludable y, en ocasiones, a lo largo de los años, se regresa a la unidad individual saludable, pero siempre en esos dos supuestos la ciudad ha tenido que proteger y ubicar al ciudadano en un entorno de lo que llamamos «su calma», «su salud», quizá distinta del de al lado pero la propia... llegando al amparo ciudadano.
Los farmacéuticos convivimos con distintas personas. A veces coincido con algunos cuyo día a día siempre es una inquietud de disfrutar de la vida!!! Y a veces coincido con aquellos de carácter penitente, que en sus trampas y «no puedo» desestiman a los demás y pierden ese criterio universal de entorno saludable, pero aun eso, por respeto mutuo, intentamos protegerlo, sin llegar a ofender, todos nos mantenemos en una posición individual compartida siempre de anidar en la calma ciudadana.
El globo terráqueo, como diría un niño con la ingenuidad y simpleza de maravillar, es grande, y todos lo llenamos de creatividad de ciudad, con muchos microespacios de mundos incluidos en la ciudad, miles de ciudades en una misma ciudad, aparentemente distanciados, donde se pretende motivar una fluidez de interacción conjunta, de lugares, espacios e individuos. Que el individuo en relación con los demás sienta que lo que decidió en su momento fue consecuencia de su propia reflexión y razonamiento, sin manipulaciones, y que en sus emociones, su estado de salud está protegido, progresando o en mejoría, y que su existencia está palpitando con una cautela y amparo en su propia ciudad, con un único objetivo, estar mejor a lo largo de los años.
Os propongo un ¡vamos!, ¡vamos! Cerciorémonos de que a nuestro alrededor, el área de influencia de la farmacia, de miles de farmacias, de representación de individuos muy similares en cada una de ellas, la calma ciudadana llegue sin inconformismos en salud... llegue por la promoción de la salud comunicada, informada y satisfecha.

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