Las prácticas de medicación poco seguras y los errores en su utilización son una de las principales fuentes de lesiones y daños evitables en los sistemas de atención de la salud a nivel mundial. Un claro ejemplo de estas malas praxis, se pudo observar en la reciente pandemia sufrida por COVID-19. La OMS cuantifica los daños causados por la medicación en un 50% del total de los daños evitables en la atención médica. Si se evitan los errores de medicación, pueden ahorrarse US$ 42 000 millones del gasto sanitario total en todo el mundo.

URM problema de salud mundial

Según la OMS se fomenta el uso racional del medicamento (URM) cuando “los pacientes reciben la medicación adecuada, tanto en su indicación como en su forma farmacéutica, a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un período de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad”.

Este proceso, comprende la prescripción apropiada, la disponibilidad oportuna de medicamentos eficaces, seguros y de calidad comprobada, y vela por alcanzar la mejor relación costo-beneficio, en condiciones de conservación, almacenamiento, dispensación y administración.

En entornos de atención sanitaria la seguridad del paciente genera preocupación en el ámbito de la salud pública mundial. Por ello, priorizar y concienciar sobre el uso racional de los medicamentos y llevar a cabo una correcta vigilancia farmacológica es fundamental.

URM en El Salvador

En El Salvador, Farmamundi trabaja desde hace 20 años en alianza con otras asociaciones y el Ministerio de Salud para mejorar algunos aspectos más frágiles de su sistema sanitario como consecuencia de causas estructurales tales como la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Hace tan solo una década, los problemas de disponibilidad y acceso de medicamentos para la población más vulnerable, eran muy graves. El país contaba con los precios más altos del mundo, con desabastecimientos de un 50% y con una capacidad de pago para comprar tratamientos pautados por la OMS, de las más bajas del mundo.

Por ello, es preciso establecer una hoja de ruta capaz de implementar diferentes medidas diseñadas para alcanzar este reto en la política nacional farmacéutica. Se precisa un uso racional y razonado de los medicamentos, que prescriba cuando realmente es necesario, sobre las bases de la farmacología sin recurrir a pautas fijas, y siempre implicando al paciente para lograr la adherencia al tratamiento.

Pero además de alcanzar el objetivo central promocionando el uso racional de los medicamentos, “debemos incidir en incrementar las garantías de seguridad y eficacia de los mismos, aplicando de manera efectiva las actividades de farmacovigilancia (FV)”, apunta Carlos Berrios, médico y experto en FV, asesor técnico en salud de Farmamundi en Centroamérica.

Según Carlos Berrios, es importante incidir y explorar las estrategias, capaces de afrontar y salvaguardar la salud integral con énfasis en grupos priorizados por el sistema de salud, en situación de vulnerabilidad social. El desafío al que se enfrenta El Salvador, en su camino hacia la cobertura universal de salud, requiere un esfuerzo superlativo, en un escenario internacional complicado.

A nivel de desarrollo global, se han producido simultáneamente una serie de hitos en el mundo que complican el panorama sanitario actual. El periodo post pandemia, la menor estabilidad y seguridad internacional debido a los actuales conflictos bélicos, así como la adaptación de los sistemas de salud al cambio climático, convergen en estancar o incluso contraer los presupuestos de gasto sanitario, sobre todo en países empobrecidos.

Todas las regiones desarrolladas deben ayudar aquellas menos favorecidas, por razones éticas, morales e históricas. Pero además, para lograr el progreso en la protección de la salud pública, no podemos olvidar que existen múltiples razones utilitarias fundamentales, que justifican  la importancia de destinar recursos importantes a estas colaboraciones.

“Es necesario corregir los contextos que debilitan los sistemas, invirtiendo el dinero disponible, y coordinando mejor que nunca las inversiones, para evitar fragmentaciones. En definitiva, proteger la salud desde estrategias complementarias, que redunden en sistemas sanitarios más resilientes”, concluye Berrios.

Acciones a nivel mundial

Desde la OMS, e instituciones sanitarias de todo el mundo, se aúnan esfuerzos para desarrollar proyectos encaminados a sensibilizar sobre la notificación de RAM. Cabe nombrar entre las iniciativas internacionales el proyecto #MedSafetyWeek  del Uppsala Monitoring Centre (UMC),  en el que participan más de 88 países de todo el mundo, y la  Coalición Internacional de Autoridades Reguladores de Medicamentos (en inglés, ICMRA). Durante la octava edición de esta campaña, celebrada en noviembre de este año, se ha llevado a cabo una campaña en las redes sociales para generar conciencia sobre RAM.

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