En la última reunión en la farmacia se indicó la existencia de un problema de adherencia en los pacientes con depresión grave. Por dicho motivo se decidió efectuar una intervención para mejorar la adherencia. Para la evaluación posterior de la misma pensamos que habría que medir el porcentaje de adherencia en los pacientes integrantes de un grupo de control y otro de intervención, asignados aleatoriamente y en número suficiente para el fin deseado. La variable resultado sería entonces la diferencia en cada grupo del porcentaje de pacientes adherentes, antes y después de la intervención, así como la existente entre ambos grupos.
En nuestro equipo estamos bastante contentos porque comenzaremos en breve un estudio sobre la efectividad de la atención farmacéutica con respecto a la utilización de recursos sanitarios, concretamente hospitalarios. Para llevar a cabo este proyecto, ocho farmacias colaborarán conjuntamente en el proyecto. Se procederá a una asignación aleatoria de farmacias para que realicen o no la intervención, evitando así la posible contaminación asociada a la asignación aleatoria de los pacientes dentro de cada farmacia. Asimismo, un compañero ha calculado que el número mínimo de pacientes para cada grupo es de 125 más un 20% adicional, en total 150, para compensar las eventuales pérdidas. La hipótesis que se evaluará es si, realizando una revisión del tratamiento con el objetivo de detectar y solventar cualquier problema asociado con el medicamento (sea presente o potencial), los pacientes requerirán con menor frecuencia atención hospitalaria, ya sea en visitas a urgencias o en ingresos hospitalarios.
Se acerca el periodo vacacional y no debemos olvidar la importancia de un elemento fundamental: un buen botiquín de viaje. Su contenido deberá adaptarse según las necesidades y el lugar de destino. La oficina de farmacia es muchas veces el primer y único lugar donde consultan los viajeros, sobre todo en el caso de viajes programados con riesgo intermedio, por lo que debemos tener siempre presente el consejo farmacéutico individualizado y, en el caso de viajes de mayor riesgo, algunas direcciones de interés.
El alarmante incremento en las tasas de sobrepeso y obesidad en la mayoría de los países del mundo sigue siendo un problema de salud pública de primer orden que preocupa no solo a la clase científica, sino también a las administraciones y organismos gubernamentales responsables de la salud. La industria farmacéutica lleva años auspiciando ambiciosos planes de investigación centrados en el tratamiento de esta patología. A pesar de todo ello, el arsenal terapéutico para el tratamiento antiobesidad sigue su travesía por el desierto con el objetivo de encontrar nuevas alternativas terapéuticas eficaces y seguras para combatir esta enfermedad crónica –la obesidad– que la propia OMS catalogó en 1998 como «la epidemia no infecciosa del siglo XXI»