La insuficiencia cardiaca crónica en veterinaria

La insuficiencia cardiaca crónica es un trastorno que impide que el corazón trabaje correctamente; es decir, no puede bombear la cantidad de sangre necesaria para cada región del organismo.

La insuficiencia cardiaca crónica en veterinaria
La insuficiencia cardiaca crónica en veterinaria

Puede afectar a perros y gatos de cualquier edad, si bien es más frecuente que aparezca en animales de edad avanzada (8 años o más). Provoca un síndrome cuyos síntomas variarán en función de la región o regiones que queden insuficientemente regadas. El primer síntoma que suele notar el dueño del animal es una intolerancia al ejercicio: su mascota se cansa al realizar algunas actividades que antes no le cansaban. Por ejemplo, el paseo cotidiano ha de ser más corto, no puede subir escaleras o ya no tiene tantas ganas de jugar como antes (porque se siente agotado). Es probable que además haya notado que su animal engorda (acumulación de líquidos en el abdomen) o que tose con frecuencia (retención de líquidos en el pulmón). Dado que todos estos síntomas pueden tener diversas causas, se impone una visita al veterinario.
El organismo pone en marcha una serie de mecanismos internos para intentar compensar la insuficiencia cardiaca, como la reducción de la tasa de filtración renal (para aumentar el volumen de sangre circulante) o el aumento de la resistencia vascular (para facilitar la circulación de la sangre por su interior). Pero a medio plazo estos mecanismos acaban agravando la condición del paciente. Por eso, cuando el propietario detecta los síntomas típicos, la enfermedad suele estar bastante avanzada.
Salvo que esté provocada por un trastorno reversible (cosa infrecuente), la insuficiencia cardiaca crónica no tiene curación. Sin embargo, existen tratamientos capaces de frenar su evolución y permitir que el animal tenga una calidad de vida bastante buena durante mucho tiempo. El veterinario dispone de un extenso arsenal terapéutico, en el que tanto la dieta como los medicamentos tienen un papel muy importante. Es importante ajustar bien la dieta porque muchos animales con insuficiencia cardiaca pierden el apetito, lo que acelera el proceso degenerativo de la enfermedad. Sin embargo, es una afección que a menudo aparece en animales obesos, lo que obliga a ajustar muy bien la ingesta. En cuanto a los tratamientos farmacológicos, son similares a los que se aplican en humanos: inhibidores neurohormonales (inhibidores de la ECA, bloqueadores de los receptores de la angiotensina II, bloqueadores beta y otros), diuréticos (diuréticos de asa, ahorradores de potasio, tiazidas), vasodilatadores (nitroglicerina, amlodipino, nitroprusiato sódico), inotropos positivos (glucósidos digitálicos, agonistas adrenérgicos, inhibidores de la fosfodiesterasa, sensibilizadores del calcio y otros) y antiarrítmicos cuando son necesarios.
Una prescripción adecuada a cada caso, junto con algunos ajustes en la dieta y en el ejercicio, permitirán que el perro o el gato con insuficiencia cardiaca crónica alcance una edad avanzada con una buena calidad de vida. 

Bibliografía
Talavera J, Fernández MJ. Tratamiento de la insuficiencia cardiaca congestiva. Clin Vet Peq Anim. 2005; 25(1): 33-41.

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