Imanes farmacéuticos

Mas de dos años y medio colaborando en esta sección nos han servido, entre otras cosas, para descubrir, a través de los propios farmacéuticos lectores, que en nuestra profesión el coleccionismo está más extendido de lo que se presumía en un principio, y que la diversidad de temáticas posibles termina donde acaba la imaginación del coleccionista.

De buen principio se previeron para esta sección un conjunto de colecciones muy concretas, clásicas por su profusión y número de adeptos conocidos. Una de las colecciones que no se contemplaron, sin embargo, es la que se va a tratar en el presente número: la de los imanes, llamados de nevera, relacionados con la profesión. El motivo es haber descubierto que hay bastantes farmacéuticos que los coleccionan, adquiridos, normalmente, a coste cero, y suministrados por el propio entorno profesional.

En general, el coleccionismo de imanes está muy extendido, siendo muy característico, temáticamente, el de recuerdo de lugares y países visitados. En cierta manera este tipo de coleccionismo viene a ser sucesor del de los adhesivos denominados popularmente «pegatinas».

Hay que tener en cuenta que los imanes precisan de una plancha metálica a la que adherirse, siendo los aparatos frigoríficos metálicos ideales para ello, por lo que no es de extrañar que se los denomine «imanes de nevera».

Las oficinas de farmacia han venido siendo buenas receptoras de imanes de interés profesional editados por las diversas instituciones relacionadas con la salud, la industria farmacéutica, las empresas de distribución y las propias oficinas de farmacia. Una de las razones es que todas las oficinas de farmacia precisan obligatoriamente de un frigorífico para conservar ciertos medicamentos. En su mayor parte, son imanes que tienen cierta utilidad, motivo por el cual el farmacéutico no duda en adosarlos a este soporte. Y el diseño y originalidad de muchos de ellos han hecho que el profesional farmacéutico no los desdeñe ni siquiera cuando ya no son útiles, recopilándolos para constituir una colección.

Los principales coleccionistas farmacéuticos de estos objetos utilizan para su disposición y exposición pizarras magnéticas, que pueden adquirirse en comercios de material didáctico o de oficina; sin embargo, son extraordinariamente valorados los ofrecidos por la industria farmacéutica o la distribución, con el fin de ser soporte de imanes.

En una colección predominan generalmente los imanes farmacéuticos publicitarios editados por los propios laboratorios farmacéuticos. Los hay simplemente publicitarios, pero abundan, y cada vez más, los que además ofrecen un número telefónico al que llamar, una dirección de correo electrónico o una página web para que el farmacéutico o el paciente puedan recabar información suplementaria sobre el producto.

Otro grupo, menos numeroso, pero de tanto o mayor interés, es el de las piezas editadas por instituciones que, al igual que las citadas anteriormente, ofrecen también una vía de comunicación para información o asesoramiento sanitario.

Y destacan también los imanes editados por las propias oficinas de farmacia. Van total y básicamente destinados al gran público, en los que, al margen de un diseño y motivo decorativo, se ofrecen los servicios del establecimiento emisor, además de los datos de acceso a la farmacia, domicilio, teléfono, etc. Muchas empresas fabricantes de imanes de nevera disponen de catálogo de modelos. Ello explica la similitud y semejanza de muchos de ellos.

Desde otro punto de vista, los hay de dos modalidades, los simplemente informativos, decorativos o promocionales, y los que además prestan otras utilidades prácticas que los hacen especialmente atractivos y usuales, y que, en ocasiones, superan largamente el objetivo de la intención inicial de la emisión. Por citar algunos ejemplos, los hay en formato de calendarios, soportes para papel, blocs de anotación (que han desplazado en buena medida desde hace algunos años a los clásicos y conocidos post-it®), termómetros, relojes, etc.

Y para acabar, y aunque son escasos, no podemos olvidarnos de los imanes editados por corporaciones o instituciones farmacéuticas con el único propósito de obsequiarlos como recuerdo de la entidad en cuestión

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