Los test COVID-19 de autodiagnóstico sin receta (test libres) están teniendo una buena acogida entre la población, según datos del mes de julio de Cofares. En los tres primeros días desde la autorización de su venta han adelantado a los test rápidos que ya venían dispensando las farmacias bajo prescripción médica. La ausencia de este requisito, su llegada en plena campaña de verano y la quinta ola COVID-19 como telón de fondo explican que los test libres, que representan el 83,5 % del total, hayan desbancado a los denominados «test con receta» (16,5 %).

En diciembre de 2020, los test bajo receta tuvieron un punto alto de demanda, debido al efecto novedad y al hecho de que era el centro de salud el que indicaba al paciente la realización de esta prueba. Una práctica que fue decayendo ante las sucesivas olas COVID-19 y que se fue sustituyendo, en distinto grado en función de la Comunidades Autónomas, por la cuarentena como medida preventiva para evitar contagios. A partir de ahí, la demanda de este tipo de test fue perdiendo ritmo, pasando a un discreto segundo plano. En lo que vamos de julio, la demanda de los test de autodiagnóstico sin receta es 3 veces superior a la de los test bajo prescripción.

Estos test de autodiagnóstico son accesibles a toda la población a través de la red de farmacias, son seguros al tratarse de pruebas certificadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y fiables, puesto que se dispensan bajo el consejo del profesional sanitario de la farmacia que podrá apoyar y tutelar al usuario menos experimentado con este tipo de pruebas.

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