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  • Francesc Barceló Sansó: «Cuando me he sentido más farmacéutico ha sido durante y después de estudiar el FIR»

Entrevistamos a Francesc Barceló Sansó, primer residente de farmacia hospitalaria en el Hospital Can Misses (Ibiza).
 

– ¿Cuándo empezó su vocación como farmacéutico?

– En bachillerato empecé a interesarme por los medicamentos, aunque no sabía bien lo que me esperaba. Más tarde me enteré de que en mi familia había muchos farmacéuticos. No sé si ha sido casualidad o si lo he heredado. Estoy contento con la decisión, pero no sé si es la carrera que recomendaría. Yo estudié en la Universidad de Barcelona, la única pública en Cataluña. Cambiaría la forma en la que está montada. Aunque hay muchas prácticas, hasta tercero no aprendí un solo fármaco.

– ¿Por qué razones decidió presentarse al examen FIR?

– Fue una decisión de último momento. Hice prácticas en el Hospital Universitari Son Espases, en Palma de Mallorca, y me encantó. Después, en quinto curso hice un convenio específico en Estados Unidos, en la University of Connecticut. Fue un sueño hecho realidad, una experiencia muy positiva porque me dio otra perspectiva y me motivó a seguir, así que me decidí a probar con el FIR. Primero no entré, así que trabajé unos meses en una farmacia comunitaria en Palma y luego lo volví a probar. Cuando me he sentido más farmacéutico ha sido durante y después de estudiar el FIR, ya que combinas y relacionas todas las asignaturas y todo adquiere sentido. Lo volvería a hacer. Para futuros estudiantes recomiendo ser muy constante y estar seguro de sí mismo desde el primer día, porque son 6 meses destinados a un objetivo. Quedarse a las puertas no es ningún fracaso; el factor suerte también interviene, y siempre se puede volver a intentar. La mediana para entrar es de 2-3 años, pero hay otras salidas igual de buenas.

– ¿Cree que la especialidad de farmacia hospitalaria es poco conocida?

– La plaza más específica y la que más predomina entre los farmacéuticos del FIR es la hospitalaria. Sin embargo, en mi promoción la mayoría hicimos el FIR, pero muchos han tirado de industria o farmacia comunitaria. Aunque no es una especialidad excluida, es poco conocida, incluso dentro del hospital. Algunos trabajadores de hospital no saben ni que hay farmacéuticos dentro.

– ¿Está siendo positiva su experiencia como residente en el Hospital Can Misses, en Ibiza?

– Mucho. Soy el primer residente de farmacia de la historia en el Hospital Can Misses. Esto se nota porque el equipo tenía muchas ganas de tener a uno. También es verdad que todo es nuevo, tanto para mí como para ellos. Al final, tener una residencia es una muestra de estar preparado, de tener suficientes herramientas para aprender y formar a futuros profesionales. Can Misses es un hospital nuevo, en constante crecimiento, por lo que ya se están abriendo nuevas plazas para residentes de otras especialidades. Desgraciadamente, ahora la COVID-19 lo ha condicionado todo. Tenemos que cambiar la distribución de plantas, hay mucho estrés, cursos para farmacéuticos que no se pueden hacer y demás. Creo que con organización, paciencia y sentido común se puede mejorar.

– ¿Dónde se ve dentro de 5 años?

– La residencia es de 4 años. Conozco a gente que ha terminado la residencia y ha tenido la oportunidad de quedarse, ya que hay bastante oferta de trabajo de farmacia hospitalaria, sobre todo en Baleares. En mi caso, al ser el primero que termina la residencia, no sé qué pasará y no me lo he planteado. Hay áreas de farmacia que no he conocido, pero lo que sé es que quiero estar en un hospital. Solo decir que estoy muy contento de estar aquí y todo lo que venga será bienvenido.

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