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  • Asunción Arias: «La farmacia comunitaria, además de formada, tiene que prestar servicios que se puedan cobrar y tiene que ser multicanal»

Asunción Arias
Asunción Arias

Entrevistamos a Asunción Arias, Directora general de Asun Arias Consultores.

– ¿Por qué decidió estudiar Farmacia?

– Soy hija por ambas partes, nieta, bisnieta y tataranieta de farmacéuticos, con lo cual he nacido en una farmacia: no solo soy farmacéutica de profesión, sino también de cuna. Por otro lado, siempre he sido muy estudiosa y sacaba muy buenas notas, pasé de letras puras a ciencias puras, y la química me fascinó y me pareció que lo lógico era estudiar farmacia. A todo ello hay que sumar que estudiar Farmacia me permitiría vivir en Granada con mi abuela, que era el amor de mi vida, y estudiar química, que me apasionaba. Lo cierto es que no tuve que pensar demasiado, me parecía lógico, pero nunca se me pasó por la cabeza trabajar en la oficina de farmacia, a mí lo que me gusta es ayudar a los farmacéuticos comunitarios.

– Hablar de Asunción Arias es hablar de formación, ¿desde cuándo su pasión por la consultoría y la formación en la farmacia?

– Empecé trabajando en Cofares y en el año 1996 comencé a estudiar algo que, en España, en nuestro sector, no existía, que era la gestión por categorías. Fui una de las primeras en investigar en todo esto a escala nacional, me fui a Francia –que nos llevan unos 25 años de ventaja– para ver lo que hacían, estudié el gran consumo, y lo apliqué a la farmacia española. Dejé Cofares en el año 2000 y me monté por mi cuenta. Empecé a impartir formación, y en el CESIF me pidieron que preparara un curso para tres másteres que tenían de gestión por categorías, vieron que yo me había especializado en algo muy novedoso en aquel entonces y querían incluirlo. A partir de ahí comencé a dar charlas, empezaron a llamarme de farmacias y comencé con la gestión por categorías, que es clave para la eficacia de la farmacia. Me di cuenta de que este tema era la base, los mimbres del cesto, pero que para poder avanzar en la farmacia había que conocer el producto. El conocimiento es esencial. Por ejemplo, si tu vendes un tratamiento para el acné, tienes que saber qué es el acné, qué lo provoca, la etiopatogenia, los tratamientos, etc. Por ello, empecé a estudiar todos los productos y sigo haciéndolo. Estudio 12 horas diarias porque es mi pasión y mi trabajo. Pero esto es solo el primer escalón. Mi valor es divulgar ese conocimiento, hacerlo atractivo, accesible, claro, concreto, completo, y convertirlo en una herramienta de divulgación para la farmacia. Este es el segundo paso. El conocimiento para mí es clave, pero lo realmente interesante es crear esa herramienta de recomendación que termina en venta.

– Usted apuesta por la especialización de la farmacia, pero solo en un área, no en todo a la vez, ¿por qué?

– Llevo 25 años como especialista en gestión por categorías, 20 años como especialista en cosmética al máximo nivel técnico, y 10 años con la micronutrición. Si digo que soy especialista es que sé mucho sobre un tema concreto y estoy preparada para resolver cualquier contingencia relacionada con ese tema. Aunque una farmacia se pueda especializar en varias cosas, dudo que tenga el surtido y los profesionales para ser experta en todo eso. Por eso considero que cada farmacia debe tener muy claro qué tipo de farmacia quiere ser, por qué quiere ser conocida. De hecho, no conozco ninguna farmacia que sea especialista en más de una cosa, la mayoría no son especialistas en nada, lo cual creo que es un error.

– Después de todo lo vivido, ¿hacia dónde cree que debe evolucionar la farmacia comunitaria?

– Me imagino la farmacia comunitaria con una formación muy superior a la que hay ahora. El conocimiento es fundamental, es lo que marca la diferencia. La farmacia comunitaria, además de formada, tiene que prestar servicios que se puedan cobrar y tiene que ser multicanal. Hay que trasladar lo que haces en la farmacia al online. Por ejemplo, si eres especialista en cosmética y das consejo en tu farmacia, eso mismo es lo que tienes que hacer en la red. Y, por último, sería ideal que todo esto se hiciera en colaboración con el médico, porque el médico diagnostica y el que conoce el producto es el farmacéutico. Somos un tándem perfecto.

– En su opinión, ¿cree que los farmacéuticos tienen mucho que aportar a la hora de comunicar temas de salud a los ciudadanos?

– Sin lugar a dudas. No todos los farmacéuticos tienen la misma formación, pero todos han estudiado una carrera superior que les habilita para dar consejos relacionados con el medicamento y con los efectos secundarios de los fármacos. Y además, tenemos una capilaridad que no tiene nadie más en el sector. Si estamos desaprovechados es por culpa de los que nos dirigen.

– ¿Cuál es su mayor sueño como farmacéutica?

– Me gustaría seguir siendo reconocida a escala nacional por el conocimiento que tengo de la farmacia, el rigor con el que transmito ese conocimiento, como divulgadora de ese conocimiento y como creadora de herramientas eficaces para la farmacia. Mi sueño realmente sería tener un centro de formación para los técnicos, para los farmacéuticos recién licenciados y para actualizar a todos los farmacéuticos que llevan tiempo trabajando, ya que todos los días salen miles de novedades en todas las categorías. Y, además, me encantaría que este centro fuera un showroom de todas las marcas que hay en la farmacia, donde se pudieran hacer prácticas, «pasar consulta» al cliente final, es decir, no para diagnosticar, sino para hacerle una recomendación integral. La verdad es que pensar en este sueño me llena de energía para seguir por este camino y poder llevarlo a la práctica algún día.

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