Si observamos con detenimiento el comportamiento de los clientes cualquier día que vayamos a comprar, observaremos a clientes fotografiando productos con su móvil y compartiéndolos, cuando hace unos años no estaba permitido ni sacar fotografías de una fachada. Escucharemos conversaciones en las que el cliente detalla con precisión al vendedor las características del producto que busca, ya que se ha informado por internet e incluso in situ por los códigos QR de los productos, o veremos como descarga cupones personalizados y tarjetas de fidelidad desde su teléfono.