La farmacia hospitalaria no quiere moverse en medias tintas. Por este motivo, bajo el formato de sesión plenaria, dedicó la primera sesión de todo el congreso al «Cambio de modelo sanitario y su impacto en la farmacia de hospital».

¿Es necesario este cambio? Ésta fue la pregunta planteada al principio del acto y quien quiso contestarla fue Olga Rivera, del departamento de Salud del Gobierno Vasco, quien indudablemente no sólo corroboró que es totalmente necesario, sino que además quiso puntualizar las respuestas que desde la Administración sanitaria, y en su caso concreto la administración sanitaria vasca, se están dando para preparar este camino al cambio. En esta necesaria reforma de la sanidad pública, la ponente no quiso hablar de recortes sino de mejoras de la gestión, y puso el hincapié en la complejidad del sistema, complejidad que ha venido bastante de la mano de la irrupción del paciente crónico, figura que a partir de ese momento sobrevoló toda la sesión plenaria.

«Las patologías crónicas han proporcionado una tensión a nuestro sistema sanitario que ha venido para quedarse», advirtió Olga Rivera, quien además radiografió a la sanidad calificándola de «sistema fragmentado» y recordó el problema que conllevará el envejecimiento de la población, ya que en 2010 un sexto de la sociedad era mayor de 65 años, y en el 2049 este porcentaje alcanzará un tercio, «y este dato supone algo importante: una mayor prevalencia de los enfermos crónicos».

Como representante de la Administración quiso hablar de herramientas para cambiar este sistema y si bien no obvió que existen las de corto plazo, como la implantación de los genéricos, la reducción de gastos en recursos humanos o la desinversión en tecnología, quiso escribir en mayúsculas las etiquetadas con el largo plazo y donde se ubica la reforma sanitaria con dos principales puntos de apoyo: la atención especial en las enfermedades crónicas y la integración de los cuidados sanitarios.

En este sentido, la necesidad de reforma parte de un sistema que se pensó para el enfermo agudo, pero el protagonismo en el sistema sanitario lo está tomando el enfermo crónico, que demanda una atención no sólo continuada sino también integrada, hoja de ruta que todas las administraciones sanitarias deben asumir.

Olga Rivera dio el relevo a Manuel Ollero, quien además de ser el director de la Unidad clínica de Medicina Interna del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, es responsable del Plan Andaluz de Atención Integrada a Pacientes con Enfermedades Crónicas, y en calidad de su experiencia en este terma, expuso sus principales conclusiones. Y la primera abundó en la línea de la anterior ponente, para recordar que «el patrón del enfermo ha cambiado pero los sistemas no lo han hecho», porque ese nuevo patrón habla de enfermos crónicos que exigen un funcionamiento diferente de los sistemas sanitarios «que deben poner el acento no en las enfermedades sino en los pacientes crónicos», cuando éstos han crecido casi un 70% entre el año 2000 y el 2010.

Este «paciente complicado», como también lo llamó el ponente, exige un desafío que se fundamenta en buena parte en la personalización de la atención, la mayor integración médico-enfermera, el refuerzo de la autoridad del médico y la potenciación de la continuidad médico-paciente, pero sobre todo «en la integración de todos los escalones de la sanidad y de todos sus profesionales».

María Antonia Mangues, directora del servicio de Farmacia del Hospital de La Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, abordó en su intervención cuál es la situación de la farmacia hospitalaria en este escenario y para ello puso de ejemplo su servicio de farmacia, que ha vivido en primera persona esta necesidad de un nuevo marco para la atención farmacéutica. «¿Qué nos piden los pacientes?», se preguntó la ponente, que habló, en su respuesta, de una mayor y mejor comunicación por parte del profesional y una mayor implicación.

Al refererirse en concreto del trabajo de su servicio, Mangues volvió a incidir en el impacto del paciente polimedicado, con un notable aumento de aquel mayor de 70 años con un consumo por encima de los 5 fármacos y sobre todo un paciente que necesita la integración del sistema, porque «no entiende que la asistencia farmacéutica que recibe cuando está hospitalizado sea diferente a cuando es un paciente ambulatorio».

 

Mirar el futuro para cambiar el presente

Tras poner sobre la mesa todos los anteriores ponentes los ingredientes necesarios para una preparar la receta que comporte el cambio de modelo de atención sanitaria, José Luis Poveda, presidente de la SEFH, quiso darle el condimento final enfocando el tema como un reto para la farmacia hospitalaria, que se traduzca en una «necesidad de mirar el futuro para cambiar el presente». Y el futuro nos dice que en el 2050 más de un 30% de la población tendrá más de 65 años y que un 80% de estos serán enfermos crónicos, una tipología de enfermo que absorberá la mayoría de los recursos sanitarios, tanto en la atención primaria como en la especializada. Ante este nuevo escenario, «el farmacéutico de hospital no quiere ser un mero espectador, sino un protagonista, para situarse en un lugar clave en la atención al paciente crónico, atención que debe partir de la gestión compartida, sin pensar en estructuras, sino en espacios».

Desde el momento en que el farmacéutico de hospital es consciente de la necesidad de ser protagonista en este tema, la SEFH ha querido asumir el liderazgo y ha proyectado un Plan Estratégico sobre la Atención Farmacéutica al Paciente Crónico, cuya vocación es impulsar las líneas primordiales que permitan a la farmacia hospitalaria proporcionar mejoras y beneficios tanto a los pacientes con enfermedades crónicas como al sistema sanitario y a la sociedad en su conjunto, y que se sustenta sobre 6 ejes y 11 líneas de trabajo, que guiarán las actuaciones de la farmacia hospitalaria en relación con los paciente crónicos durante los próximos años. La coordinación técnica del plan ha sido responsabilidad de María Isabel Genuay y en él han participado 8 profesionales de otros tantos hospitales, además de involucrar a farmacéuticos especialistas, médicos de especialidades relacionadas con enfermedades crónicas, asociaciones de pacientes y la Administración. «Es un proyecto de toda la SEFH, porque para llegar lejos hemos de llegar todos juntos», puntualizó José Luis Poveda.

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