Irene González: "El camino es el consenso: habría que buscar un punto intermedio en el que todos estemos contentos"

La presidenta del Comité Organizador del I Congreso Nacional de Farmacia Rural, celebrado el pasado mes de mayo, revisa las principales conclusiones del congreso y la situación de la farmacia rural actualmente

Texto: Silvia Estebarán Martín / Fotos: Jaime Guerrero Villa

https://youtu.be/Cy72-HUaGw8

—Para empezar, ¿habéis decidido celebrar el congreso en fin de semana para favorecer la conciliación del farmacéutico rural?  

—Sí, este era el principal objetivo. Antes de empezar a pensar en este congreso, un grupo de farmacéuticos hicimos un gran esfuerzo y fuimos a otro. Y entonces pensamos: «¿Qué farmacéutico rural se puede permitir asistir entre semana, si somos casi todos únicos en farmacia?». No tenemos adjuntos que nos cubran. La única opción que veíamos viable para que todos nuestros compañeros pudieran disfrutar de un congreso formativo era hacerlo en un fin de semana.  

—Lo que me está diciendo es que normalmente los farmacéuticos rurales lo tienen muy complicado para asistir a formaciones… 

—Exacto, los farmacéuticos rurales tenemos que rechazar muchas formaciones a las que nos encantaría poder ir, porque la mayoría suelen ser entre semana, como es lógico, que se entiende. Y si algunas son cerca de nuestra zona, podemos hacer un esfuerzo para poder asistir, aunque sea llegando un poco más tarde, o casi siempre corriendo. 

»Pero la realidad es que no nos es posible asistir a la mayoría de los congresos. En mi caso, para poder ir a alguno he tenido que contratar a un farmacéutico adjunto, y ese mes cobrar menos. Y no todo el mundo lo puede conseguir ni permitírselo, además de que hoy en día es muy difícil encontrar un farmacéutico adjunto.  

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—¿Y en algún momento pensó que no iba a ser viable sacar adelante el congreso?  

—En muchos. Lo hemos pasado realmente regular. Y digo regular porque la parte buena, al final, tapa todos los sufrimientos. No lo malo, porque malo no hubo nada, pero los sufrimientos de antes. Me refiero a ese momento previo de querer que todo salga perfecto, como cualquier evento que uno organiza. Además, era el primer evento de esta envergadura que organizábamos.  

—Una vez pasado, ¿cuál ha sido el mayor obstáculo o el momento más crítico que habéis vivido como equipo organizador?  

—Para mí el mayor obstáculo ha sido el tema de encontrar la financiación que necesitábamos, y que costó encontrarla hasta el último momento; ese ha sido el mayor obstáculo. Nosotros no tenemos sustento económico detrás. Pero la realidad es que poco a poco se fue solventando y fueron surgiendo las opciones. Pero ahí hubo momentos difíciles. 

—¿Ha sentido que este congreso ha servido para que determinadas instituciones os escuchen más o mejor?  

—Sí, ha servido muchísimo, más incluso de lo que nosotros pensábamos. De hecho, ya hemos tenido alguna que otra reunión. Del congreso han salido muchas ideas y propuestas que imagino que darán fruto en el futuro, porque todo esto es lento. Pero la verdad es que estamos muy contentos.  

—¿Cuáles son vuestras principales reivindicaciones? 

—Nosotros lo único que pedimos es que podamos trabajar ganando un sueldo digno con el trabajo que nos gusta, que es ser farmacéutico. Y en este caso, rural. Yo creo que eso lo vamos a conseguir.  

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—Uno de los logros más comentados del congreso ha sido la creación de un equipo rural más cohesionado, más amplio. La palabra motivación ha sido una de las más escuchadas. ¿Cómo describiría ese «antes y después»? 

—Siempre he pensado que en el mundo farmacéutico hemos estado un poco separados. No ha habido esa unión que tienen otras profesiones. Una de las cosas que, al menos yo, quería con el congreso era unir a todos estos farmacéuticos rurales que tenemos la misma problemática; por ser farmacéutico rural no soy tan distinto de cualquier otro farmacéutico de cualquier otro sitio. Por eso el congreso estaba abierto a todo tipo de farmacéuticos, porque el objetivo también era un sitio de convivencia, de poder crear unidad y equipo como sanitarios que somos. En este caso, lo ha creado. 

»Hemos compartido dos días con gente que ni pensábamos que íbamos a conocer. Nos hemos encontrado, hemos contado nuestras historias, incluso se han creado grupos para poder desahogarnos de nuestros problemas, donde gente de Cantabria cuenta su problema, que es lo mismo que le pasa a alguien en Sevilla. Vamos viendo que la problemática es exactamente igual, no importa dónde estés. Entonces esto también nos ayuda a entendernos, a apoyarnos y a buscar soluciones posibles dentro de nuestra problemática. 

—Y estas soluciones en el futuro más próximo, ¿hacia dónde cree que van a ir? ¿Qué puertas se abren para la farmacia rural?  

—Tal cual acabamos el congreso, parte de la comisión de AFARPA [Asociación de Farmacéuticos Rurales de la Provincia de Alicante] propuso crear campañas de salud desde las farmacias rurales, que ya están en marcha. Se ha empezado con una campaña de protección solar desde todas las farmacias rurales de España que se han querido unir de forma voluntaria. El objetivo ha sido proporcionar a nuestra población información, y enriquecer todo el trabajo que hacemos al final en el mostrador. La siguiente campaña ya la tenemos en marcha y va a estar relacionada con el sueño.  

»Esto ha sido un inicio para poder trabajar hacia el mismo camino, todos juntos.  

—Se habla mucho de apoyar la España vaciada, pero ¿cuántos de esos apoyos han sido reales, tangibles, para las farmacias rurales? 

—Muchas veces la farmacia rural, en algunos pueblos muy pequeñitos, es una sola persona. La mayoría de la gente que ha venido al congreso son «farmacéuticos rurales rurales». Las farmacias rurales, dependiendo del número de habitantes, tienen diferentes problemáticas.  

»Al congreso han asistido farmacias de poblaciones de 500 habitantes, 100 habitantes o incluso 50 en algunos casos. Farmacias de poblaciones realmente pequeñas, que son los que peor están.  

»Aquí voy a ser un poquito más crítica, porque realmente hay muchísima gente a la que se le llena la boca diciendo que apoya a la farmacia rural, pero se queda en palabras.  Y muchas veces lo que nosotros necesitamos son hechos. Tengo que decir que, por parte de la Comunidad Valenciana, tanto el Colegio de Valencia como el de Alicante nos han apoyado al cien por cien y han estado ahí. 

»Nosotros queremos avanzar, y consideramos que poner botiquines no es la solución. Por nuestra parte, creemos que todo tiene solución, y de hecho así lo hacemos ver cuando las Administraciones nos llaman, proponiendo alternativas viables y no imposibles. El camino es el consenso. Sé que hay más problemas que arreglar, que no solo estamos los rurales; habría que buscar un punto intermedio en el que todos estemos contentos, las farmacias grandes y las pequeñas.  

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—¿Cuáles son los problemas de la farmacia rural?  

—Tenemos problemas de accesibilidad, muchas veces los médicos no vienen, tenemos una realidad con una problemática económica. Hay gente que está una semana sin ver a su familia porque tiene que estar la semana entera en la farmacia, o incluso 15 días. En mi opinión, con una buena gestión esto se podría resolver. 

»Y por otro lado el tema del sueldo digno, el que está puesto como base mínima, que en muchos casos ni alcanza. Entonces, de verdad pensamos que si se actúa de forma equitativa, con ganas de solucionar todos estos problemas, se puede conseguir. 

»Queremos vivir con un sueldo digno, o incluso poder coger una baja maternal, que es imposible hoy en día en muchos casos porque la farmacia no se puede cerrar. Cosas básicas, tampoco pedimos cosas exageradas. 

»Habría que sentarse, hablarlo, y quizás que nos permitan cerrar 4 o 5 días, porque en la actualidad legalmente no puedes cerrar. Tienes que contratar a un farmacéutico, y encontrar farmacéuticos es un problema. Esto puede pasar también en poblaciones más grandes, de 1000 o 2000 habitantes, porque a día de hoy cuesta encontrar un farmacéutico adjunto. 

—¿Qué condiciones estructurales o institucionales cree que deben cambiar para que la farmacia rural tenga una viabilidad real y sostenible en los próximos 10 años? 

—Si no se hace nada, el modelo se romperá y cambiará. En Europa ya nos han dicho que hay que proteger a estas farmacias para que el modelo tenga sentido.  

»Nosotros no queremos que se rompa el modelo; al contrario, queremos nuestra viabilidad porque consideramos que este modelo vale la pena. Pero creo que no tenemos que sufrir. Para que todos podamos tener acceso a la sanidad, hay que hablar, sentarse y buscar la mejor solución para todos. 

—¿Qué cree que las asociaciones como AFARPA o SEFAR aportan al farmacéutico rural? 

—En muchos casos, el farmacéutico rural está aislado, alejado. El farmacéutico que tiene más cerca, igual está a veinte kilómetros.  

»Lo que aportan este tipo de soluciones es compañerismo, unión, colaboración, estar al día de toda la información, ayudarte, porque a lo mejor otra persona ha tenido la misma situación que tú.  

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—¿Qué le diría a un farmacéutico rural que todavía no se siente parte de este movimiento? Porque habéis creado un movimiento… 

—La verdad es que sí, hemos creado un movimiento. Si alguno no pertenece, yo lo invito a pertenecer, porque lo que buscamos es apoyarnos entre nosotros, como ya he comentado. 

»Como dato curioso, en AFARPA, en Alicante, tenemos incluso un apartado para antiguos rurales, gente que, por circunstancias, ha decidido dejar una farmacia rural y está en otra farmacia más grande, pero siempre seguirán siendo farmacéuticos rurales. 

»Es importante que todos nos sintamos parte de la farmacia rural, porque, desde mi punto de vista, es un buen modelo, y hay que potenciarlo para que se pueda seguir manteniendo. 

»Y es que muchos de los problemas que tenemos los rurales también los tienen algunas farmacias de barrio, farmacias pequeñas, aisladas. Desde mi punto de vista, no hay tanta diferencia. Solamente habría diferencia, a lo mejor, con un 10 % de las farmacias de España, que están en otro nivel y tienen otros objetivos y problemáticas. Yo me atrevería a decir que incluso el 60 o el 70 % de los farmacéuticos comparten nuestros problemas. 

»El objetivo del congreso también fue sentarnos y poner cosas en común, y ver si realmente todos tenemos el mismo problema. Porque se habla de la farmacia rural pero nunca nos hemos puesto a valorar, entre nosotros mismos, si realmente estamos hablando en nombre de todos. 

»El Congreso ha siso un buen momento para valorar que vamos por buen camino. 

—¿Qué mensaje os han transmitido los asistentes al congreso? 

—Para muchos ha sido su primer congreso, con esto lo digo todo. Y el sentir general ha sido que se sentían parte, se sentían cómodos. Tenían enfrente a compañeros con los mismos problemas.  

»El estar más solos —porque el médico viene un día y el enfermero otro— nos obliga a hacer cosas que en otras situaciones no nos hubiésemos visto obligados a hacer, asistencialmente me refiero. Pero cualquier farmacéutico lo haría, porque todos estamos formados, por eso un congreso me parece un lugar ideal para aquel estudiante que quiera empezar en el mundo de la  farmacia. 

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—¿Habrá un segundo congreso en breve? 

—Un segundo congreso sí, pero no en breve. Lo queremos hacer cada dos años, ese es nuestro objetivo. Ya hay alguna persona que se ha propuesto organizar el segundo.  

»Lo digo ahora y aquí en primicia, pero lo que estamos valorando es hacer algunas jornadas o algún encuentro el año que viene, pero todavía no sabemos el qué, para que este camino que hemos abierto no se quede atrás. 

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