Derribando mitos sobre el estreñimiento. Lo que el farmacéutico comunitario debe saber

Derribando mitos sobre el estreñimiento. Lo que el farmacéutico comunitario debe saber

El estreñimiento (del latín “stringĕre”; que significa comprimir o apretar) es una afección o síntoma gastrointestinal que afecta aproximadamente al 15 % de la población mundial y genera un importante gasto sanitario. Dada esta alta prevalencia, el estreñimiento confiere una carga significativa en la calidad de vida, comparable a la de otras enfermedades crónicas comunes.

A pesar de estas cifras, su abordaje continúa rodeado de mitos, creencias erróneas y enfoques terapéuticos no basados en evidencia. Esta situación se ve agravada por una tendencia al autodiagnóstico y la automedicación, lo que deriva en potenciales riesgos para la salud de las personas. Dentro de este contexto, el farmacéutico comunitario desempeña un papel esencial como profesional sanitario accesible y formado para llevar a cabo un correcto abordaje de este síntoma menor a través de la indicación farmacéutica, el seguimiento farmacoterapéutico y la educación para la salud, aportando al paciente medidas higiénico-dietéticas personalizadas basadas en la evidencia científica disponible.

MITO 1.  Una mayor ingesta de líquidos mejora el estreñimiento

Es cierto que puede existir una asociación entre una baja ingesta de agua y el estreñimiento, aunque los resultados de los estudios actuales afirman que la ingesta de líquidos por sí sola ante un estado óptimo de hidratación no tiene un efecto positivo sobre el mismo. Ciertos factores como la edad, el grado de actividad física, la alimentación o el grado de hidratación pueden condicionar la mayor o menor efectividad de una adecuada ingesta de líquidos cuando se está estreñido.

En la actualidad, no existe evidencia suficiente que respalde el aumento de la ingesta de líquidos o el ejercicio para tratar el estreñimiento. Esto no debería sorprendernos, ya que el intestino delgado procesa entre 7 y 10 litros de líquido al día, por lo que la ingesta adicional de líquido parece tener poca importancia. Por ello, tomar más agua de la recomendada por los organismos oficiales de salud para el mantenimiento de una salud óptima parece no tener efectos clínicamente significativos en el abordaje del estreñimiento.

MITO 2. Tomar una cucharada de aceite de oliva en ayunas alivia el estreñimiento

Aunque en España está muy extendida esta creencia popular, la base de la ineficacia de este remedio reside en las características del aceite de oliva. Existen medicamentos a base de aceites minerales no digeribles como la parafina, los cuales se prescriben por su efecto lubricante, con el fin de ablandar las heces y favorecer su expulsión. ¿Por qué es efectivo un laxante lubricante y no el aceite de oliva? Los aceites no comestibles (como la parafina) llegan intactos al colon pudiendo ejercer su acción sobre las heces, mientras que los comestibles se absorben en el intestino delgado, no entrando en contacto con las heces. La única forma de que los aceites comestibles actúen ablandando las heces es cuando se ingieren en una cantidad mayor de lo que nuestro intestino pueda absorber (y nuestro intestino es bastante bueno absorbiendo las grasas: aunque esto implicaría un gran aporte calórico). Por ello, tomar aceite de oliva podría ayudar a mejorar la consistencia de las heces siempre y cuando se ingiera más de lo que se pueda absorber .

MITO 3. Es necesario ir al baño a diario

Cada persona es un mundo, por lo que cada sistema digestivo, también lo es. De hecho, se considera normal desde tres defecaciones a la semana hasta tres defecaciones al día, siempre y cuando la consistencia de las heces sea la adecuada y defecar no suponga un gran esfuerzo. La frecuencia de defecación es bastante variable en todo el mundo y depende de varios factores, incluida la dieta, la edad, la raza o el estado psicológico.

MITO 4. El estreñimiento es una enfermedad

El estreñimiento es un síntoma y no una enfermedad en sí misma, pudiendo ser consecuencia de múltiples factores o causas. Puede aparecer como consecuencia de un estilo de vida poco saludable, por existencia de alguna enfermedad o por estar recibiendo algún tratamiento farmacológico que produzca estreñimiento como efecto secundario.

MITO 5. Uso de laxantes. No todo vale

Los mitos que giran en torno al uso de los laxantes pueden generar miedos y provocar un uso inapropiado de los mismos.

  • Los laxantes estimulantes dañan el intestino. Este tipo de laxantes podría provocar alteraciones estructurales a nivel intestinal siempre y cuando se empleen en dosis supraterapéuticas. Además, los estudios publicados arrojan que estos efectos nocivos que pudieran ocasionar son reversibles y no tienen relevancia clínica. Ningún estudio a largo plazo ha demostrado cambios morfológicos en el músculo liso intestinal ni en el sistema nervioso entérico humano cuando se emplea bisacodilo o picosulfato de sodio para tratar el estreñimiento. También hay que tener en cuenta que los resultados de aquellos trabajos científicos que sugieren efectos nocivos están sesgados al no tener en cuenta factores como la edad o la existencia de trastornos metabólicos o enfermedades neurológicas.
  • Los laxantes causan alteraciones en el equilibrio hidroelectrolítico. Un gran número de trabajos publicados sobre el uso de nuevos laxantes como el polietilenglicol han informado de una composición de electrolitos séricos inalterada durante los ensayos clínicos. Aun así, se ha visto que los pacientes que toman laxantes a altas dosis de forma continua podrían experimentar pérdidas de potasio y agua a través de las heces, pero no se han demostrado alteraciones hidroelectrolíticas en pacientes que toman laxantes en las dosis recomendadas. Por otro lado, hay que prestar especial atención en el empleo de laxantes a base de magnesio en ancianos, donde la función renal está disminuida y puede dar lugar al desarrollo de hipermagnesemia.

MITO 6. El estreñimiento siempre se puede evitar

En el caso de tomar medicamentos que produzcan estreñimiento como efecto secundario o exista alguna patología de base que cause estreñimiento, se puede intentar abordar en la medida de lo posible con una dieta rica en fibra y llevando una vida activa, pero evitarlo será muy difícil. Además, hay un tipo determinado de estreñimiento, el llamado estreñimiento crónico primario, cuya causa no se conoce y que puede afectar a personas con un estilo de vida adecuado.

MITO 7. El estreñimiento “es cosa de mujeres”

Aunque es cierto que las mujeres son más propensas a estar estreñidas, este síntoma está presente en ambos sexos y en todos los grupos de edad. En ciertas situaciones fisiológicas como el embarazo, la fase lútea del ciclo menstrual o la menopausia, debido a variaciones de los niveles hormonales, las probabilidades de sufrir estreñimiento aumentan. Por otra parte, hay que destacar que las mujeres son más propensas a exteriorizar este síntoma en las consultas de Atención Primaria o en las farmacias comunitarias.

MITO 8. Alimentos y estreñimiento

  • Estreñimiento y manzana. Estudios han demostrado que la manzana puede aumentar tanto el peso como la frecuencia de las heces en humanos, así como mejorar el tránsito intestinal. Esto es debido a que la manzana es un alimento cuya piel es rica en fibra, por lo que podría ser útil dentro de una dieta equilibrada para tratar el estreñimiento.
  • Plátanos, ¿amigos o enemigos?. Como cualquier otra fruta, contiene fibra, aunque es cierto que la cantidad de ésta puede variar bastante según su estado de maduración. No existen indicios que asocien el consumo de plátano con un peor hábito intestinal. Es más, el consumo de fruta se asocia a una mejor salud y un mayor aporte de fibra y micronutrientes. Aun así, escoger plátanos con menor grado de maduración implicaría una mayor ingesta de fibra.
  • Kiwis y ciruelas, la otra cara de la moneda. Estas dos frutas son populares por sus propiedades beneficiosas frente al estreñimiento. El kiwi ha sido ampliamente estudiado y se cuenta con la evidencia suficiente para afirmar que mejora el estreñimiento. Se sabe que su fibra presenta una gran capacidad de retención de agua y además es bueno para microbiota. Ocurre igual con la ciruela, muy rica en fibra y sorbitol, que actúa como laxante osmótico.
  • Estreñimiento y lácteos. Existe la creencia de que la alergia a la proteína de la leche de vaca desempeña un papel importante en el desarrollo y cronificación de estreñimiento funcional en niños. También se cree que la transición de lactancia materna al biberón puede dar lugar a estreñimiento. Sin embargo, no hay estudios concluyentes y bien diseñados que den luz verde a una relación causal clara entre el estreñimiento funcional en niños y la alergia a la leche de vaca. Por ello, las sociedades científicas no recomiendan una dieta exenta de leche de vaca para el manejo del estreñimiento pediátrico sin existir diagnósticos previos de alergias o intolerancias. Aun así, la intolerancia a la lactosa puede ir acompañada de diarrea o estreñimiento (relacionado con el metano producido por las bacterias intestinales). En individuos sanos no se recomienda dejar de tomar lácteos cuando se está estreñido, ya que no existe una asociación entre estreñimiento y consumo de lácteos.

MITO 9. El estreñimiento aumenta el riesgo de cáncer de colon

Los estudios de revisión publicados hasta la fecha han concluido que las personas con estreñimiento no tienen mayor prevalencia de cáncer colorrectal. Ahora bien, sí que existe una conexión entre el estreñimiento y el cáncer colorrectal: la fibra. Se ha visto que el consumo de fibra a través de los alimentos disminuye el riesgo de desarrollo de este tipo de cáncer. No obstante, en caso de padecer estreñimiento crónico, cualquier cambio en el hábito intestinal acompañado de signos o síntomas de alarma debe ser motivo de consulta médica.

MITO 10. ¿Los probióticos son útiles para el estreñimiento?

Aunque su recomendación en diversas afecciones está ampliamente extendida entre la población, la evidencia sobre la eficacia de los probióticos sigue siendo variada, con ciertas cepas que muestran potenciales efectos beneficiosos, mientras que otras muestran poco efecto. A día de hoy, los estudios publicados arrojan resultados heterogéneos. En la Guía Mundial de Probióticos y Prebióticos de la Organización Mundial de Gastroenterología se recogen las cepas bacterianas e indicaciones de las mismas.

MITO 11. La fibra: ¿solución universal?

El consumo de fibra dietética (soluble o insoluble) es una opción beneficiosa para la mayoría de las personas, pero su deficiencia no parece ser causa importante de estreñimiento crónico. Si todo el mundo consumiese los 30 gramos de fibra diaria recomendada y ésta fuera eficaz, no existiría el estreñimiento. Es un error pensar que la fibra dietética y todas las fibras aisladas proporcionan un efecto laxante en pacientes con estreñimiento crónico. Esta creencia puede deberse a estudios publicados que relacionan un bajo consumo de fibra con la dieta y el desarrollo de estreñimiento. Los hábitos intestinales de algunos pacientes estreñidos pueden mejorar con el consumo de fibra, sin embargo, otros no responden bien la suplementación con la misma, como aquellos con síndrome de intestino irritable con predominio de estreñimiento, estreñimiento idiopático de tránsito lento o trastorno primario de la defecación. Las pautas de tratamiento para el estreñimiento crónico deben hacerse en base a recomendaciones específicas basadas en la evidencia en lo que respecta a la fibra, valorando previamente el historial clínico del paciente. Hacer lo contrario implica el riesgo de perpetuar el mito y la incomprensión y privar a los pacientes de una terapia eficaz. Eso sí, los beneficios de la fibra van mucho más allá que mejorar el estreñimiento ya que el alto consumo de fibra (25-30 gramos) se ha relacionado con una menor mortalidad, reduciendo la probabilidad de desarrollo de cáncer, ictus y diabetes tipo 2.

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