El otoño permite disfrutar del deporte al aire libre, desde correr, hacer senderismo, montar en bicicleta o entrenar en espacios abiertos. Las temperaturas bajan, el sol se siente más suave y, con ello, muchos bajan la guardia frente a la protección solar. Sin embargo, la radiación ultravioleta sigue presente y continúa afectando la piel incluso en los meses más frescos.
Según un estudio publicado en Sports (Tenforde et al., 2021), casi la mitad de los corredores (49%) admiten olvidar aplicarse protector solar antes de entrenar, y solo una minoría lo usa de forma habitual. Es decir, aunque existe conciencia sobre los riesgos del sol, la práctica demuestra que el uso de fotoprotección en deportistas sigue siendo muy bajo.
Errores frecuentes
Ante estos datos, Nuraderm®, la firma de protección solar de Lainco Pharma, ha puesto el foco en los errores más frecuentes relacionados con la fotoprotección que se cometen al practicar deporte al aire libre durante todo el año, incluso cuando el sol no es intenso o parece estar ausente:
1. No usar protector solar de amplio espectro. Para los deportistas, es fundamental elegir un protector solar que ofrezca protección de amplio espectro frente a los rayos UVA y UVB, responsables del daño solar en la piel. Además, debe tener textura ligera y de rápida absorción, ser no comedogénico y estar formulado para pieles sensibles, con fórmulas dermatológicamente probadas. En este sentido, los protectores solares para cara y cuerpo de Nuraderm® están diseñados específicamente para ofrecer estas características. Incorporan la tecnología iHelios® adaptative-tech, que se activa de forma progresiva a partir de los 30 minutos de exposición al sol, alcanzando hasta un 85 % más de protección a las dos horas, garantizando así un cuidado más completo y continuo durante la práctica deportiva.
2. Aplicar poca cantidad. Muchos deportistas aplican menos producto del necesario, pensando que un poco es suficiente. Esto reduce la eficacia del protector y deja la piel vulnerable. Para que la protección sea efectiva, es necesario cubrir toda la superficie expuesta con la cantidad adecuada y reaplicar según la duración del entrenamiento y la intensidad del sudor.
3. Olvidar zonas del cuerpo. Orejas, manos, tobillos, nuca o la parte superior de los pies son áreas que suelen pasar desapercibidas, pero están expuestas y son especialmente sensibles al sol. Una aplicación cuidadosa en todas las zonas expuestas es clave para evitar quemaduras y daño acumulativo.
4. No protegerse con accesorios. Las gafas de sol, gorras, viseras y ropa deportiva con protección UV son complementos esenciales. Ayudan a reducir la exposición directa y protegen áreas delicadas como el rostro y los ojos, además de ser cómodos durante la práctica deportiva.
5. Descuidar la recuperación de la piel. La protección no termina al acabar el entrenamiento. Después de la exposición al sol, la piel necesita hidratación y reparación para mantener su barrera natural y reducir el riesgo de inflamación, enrojecimiento o daño a largo plazo. Productos como el Aftersun de Nuraderm®, con aloe vera y la centella asiática, son perfectos para calmar nuestra piel después del entrenamiento. Este tipo de productos no solo hidratan, sino que ayudan a reducir cualquier irritación o enrojecimiento causado por el sol.