Hace bien poco discutíamos ustedes y yo acerca de las ventajas de conseguir una beca Erasmus en una ciudad grande. Puede que estén pensando que se trata de una discusión con una sola dirección, pero no es cierto; les doy la oportunidad de comentarme y llevarme la contraria y no lo hacen, aunque eso ya es otra historia. Volviendo al hilo, más de dos millones de personas (2,3 millones de estudiantes han disfrutado del programa Erasmus desde su creación en 1987) se han hecho la misma pregunta que ustedes: ¿ciudad grande o pequeña? Como soy un poco chaquetero, hoy voy a defender la otra cara de la moneda, aunque más que la ciudad pequeña voy a tratar de venderles la ciudad universitaria. Los boticarios españoles sabemos mucho de esta especie, no en vano Santiago, Salamanca o Granada, todas ellas con facultad de Farmacia como ya saben, representan el paradigma de ciudad universitaria. En estas ciudades el porcentaje de estudiantes por habitante es altísimo; uno de cada cuatro habitantes de Granada es estudiante, uno de cada cinco en el caso de Salamanca, mientras que en Santiago, el asunto asciende hasta un tercio.

El estudiante europeo no es ajeno a esta condición. Por esta y otras razones, dos de las universidades antes comentadas, Salamanca y Granada, se encuentran entre las diez que más estudiantes Erasmus manejan. Granada es la ciudad Erasmus por excelencia, es la que más manda y la que más recibe. No admite discusión y ha sido premiada por ello y por la calidez con la que recibe a estudiantes, no solo europeos sino de todo el mundo. Aunque no lo parezca, mi intención no es venderles Granada como destino (aunque estén atentos a la beca Séneca), sino buscar las Granadas europeas, salvando las distancias y los bares de tapas.

 

Praga-Hradec Kralove (República Checa)

Los centros españoles copan siete de los diez primeros puestos de la clasificación de destinos; el resto son italianos. En el puesto decimotercero encontramos la Universidad Carolina (Karlova). Sé que Praga no es precisamente una ciudad pequeña, pero la Facultad de Farmacia no se encuentra en la misma Praga, sino en una pequeña localidad a unos cien kilómetros de ésta, de nombre impronunciable: Hradec-Kralove. Lean dos veces y sigamos adelante.

¿Bien? Sigamos. Hradec-Kralove no es Praga y lo sabe, y ha querido salvar las distancias, ofreciendo múltiples ventajas a los estudiantes que recibe. No en vano, aunque la gran mayoría de facultades de la universidad se encuentran en la capital, Hradec-Kralove alberga cuatro facultades, entre ellas, la nuestra(toda la información en inglés, aquí: http://www.faf.cuni.cz/en/erasmus/Pages/default.aspx).

La ESN, la organización de estudiantes Erasmus más importante, tiene planificado un exhaustivo calendario de actividades para estudiantes europeos. No quieren que se aburran y han montado desde fiestas hasta viajes (http://www.buddyhk.cz/). No hay día aburrido. Prácticamente en todas las webs de información para Erasmus, como en las propias de la universidad que citamos arriba, recomiendan las mismas residencias, de manera que conocer gente no será un problema. Como es una ciudad pequeña y hay mucho estudiante, es más que probable que al cuarto día vayan por Hradec-Kralove como va mi padre, antiguo médico del pueblo, por las calles de éste, saludando a todo el mundo. Todo está focalizado en los mismos bares, los mismos restaurantes y las mismas residencias. No tiene pérdida.

Por último, y no por ello menos importante, está el factor económico. En época de crisis, y teniendo en cuenta que el importe de la beca ha bajado casi un 10% de un año a otro, hay que mirar el bolsillo. La República Checa es, en general, un país más barato que España. Este hecho es aún más evidente fuera de la capital y nuestra querida Hradec-Kralove, cumple con esta norma. El alquiler puede rondar los 100 € al mes siendo generosos, la comida también es más barata y por supuesto el ocio. La cerveza es toda una religión allí, y para un sueldo español medio, un regalo.

 

Gante (Bélgica)

Otro gran ejemplo de ciudad universitaria, donde uno de cada cinco habitantes es estudiante, es Gante (lo siento, la rima es casual) que se encuentra en el puesto 45 de la clasificación antes citada(http://bit.ly/zrHoGs). Estarán pensando que ir el cuadragésimo quinto es una porquería, pero piensen que la clasificación la forman dos mil y pico universidades.

Gante, situado en la región belga de Flandes, fue un día español aunque de eso ya no van a encontrar ni rastro. La soberanía institucional española ha sido sustituida por una algo menos lustrosa: prácticamente un tercio de los estudiantes Erasmus que recibe Gante (unos 600 en total) son españoles. Pese a que en mi humilde opinión mezclarse con la cultura del país es parte del encanto de la beca, la ocupación española puede ayudarles a luchar contra la morriña, que suele atacar en los primeros días.

Gante está a medio camino entre Bruselas y Brujas, dos destinos imprescindibles en la estancia belga. Sin ser ni Venecia ni Amsterdam, tiene un canal que merece la pena surcar para disfrutar la amplia colección de edificios históricos que aún quedan en pie. Gracias a los estudiantes, la ciudad goza de una buena salud nocturna; abundan los locales de música, pero hay también muchos eventos para los Erasmus. Sí, otra vez guiados por la ESN (http://www.esngent.org/). Y no, no me pagan comisión.

Por su parte, la universidad no goza de la tradición casi milenaria de antiguas compañeras de viaje de estas líneas; fue fundada a principios del siglo XIX y ha ido multiplicando sus estudiantes hasta convertirse en un centro reconocido en todo el mundo. Hay que decir también, que no todas nuestras facultades tienen convenios con este centro: es sólo accesible para estudiantes de Barcelona, Santiago y Madrid (Universidad Complutense).

Cómo verán, últimamente abro muchas ventanas que pretendo seguir explicando; las grandes ciudades, las anécdotas, ahora las ciudades universitarias, y que pretendo que sean más sencillas de entender que poder poner una pica en Flandes.

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