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  • Diez años de consenso de atención farmacéutica

El pasado 18 de diciembre se cumplió el décimo aniversario del Documento de Consenso sobre Atención Farmacéutica. Aquel día, en la sede de la Real Academia de Farmacia se presentó el texto que un grupo de expertos trabajó durante bastante tiempo, con el bienintencionado objetivo de desarrollar una práctica profesional incipiente, la esperanza de una generación de farmacéuticos, que soñaba con un futuro asistencial orientado a los pacientes.    

De aquel tiempo, dos personas ya no están con nosotros: el anfitrión del acto, Juan Manuel Reol Tejada, entonces máximo responsable de la Academia, y Joaquim Bonal, que ostentaba la presidencia de la Fundación Pharmaceutical Care España. Dos antiguos directores generales de farmacia que nos dejaron.

Aquel documento, que alentó con ilusión el que era director general de Farmacia, Federico Plaza, diseñó una cartera de servicios para la farmacia comunitaria, que luego ha sido desarrollada por el Foro de Atención Farmacéutica que lidera el Consejo General de Colegios Farmacéuticos y respaldan las organizaciones profesionales más relevantes del mundo de la farmacia.

Hablar de aquel Documento de Consenso diez años después no es fácil, porque la atención farmacéutica continúa lejos de hacerse realidad en cualquier entorno profesional. Fue el texto que dio la razón a los farmacéuticos comunitarios más contrarios a la práctica que nacía, a aquellos que defendían que la atención farmacéutica se había hecho toda la vida. Fue así porque se incluyó la actividad de dispensación como práctica de atención farmacéutica. Después, farmacéuticos de hospital también han utilizado la denominación seguimiento farmacoterapéutico para una práctica que es de dispensación activa de medicamentos, y que lo único que tiene de seguimiento es el citar al paciente periódicamente para volver a hacer una dispensación activa y verificación del cumplimiento de lo que prescribe el médico. Si ya nos cargamos la denominación atención farmacéutica, también la de seguimiento se está tergiversando. Es lo que pasa por hablar y no practicar.

Dicen que errar es humano, y estoy seguro de que quienes colaboramos en el grupo de expertos nos equivocamos, porque diez años después la atención farmacéutica no es solo inexistente, sino que representa una gran frustración para quienes algún día soñamos con verla hecha una realidad.

Aunque errar puede ser humano, persistir en el error es menos perdonable. Y eso es lo que está pasando en este momento: insistir en consensuar, discutir, pactar y pensar en lo que es políticamente correcto, si es que hay algo políticamente correcto en una práctica que supone un cambio tan radical y revolucionario. Para comodidad de quienes han perdido la fe en esta práctica.

A pesar de todo esto, diez años después, hay tres cosas que están muy claras, muchísimo más claras que entonces.

La primera, es que consensuando todo lo consensuable no se llega a la meta. Puede ser muy entretenido para quienes están, pero el camino del cambio siempre es políticamente incorrecto. Los cambios son al servicio de la sociedad, y si solo se orientan a nuestro ombligo no sirven.

La segunda es que no se puede poner puertas al campo. Y que cuando algo es importante y necesario, por muchos fracasos que haya en el camino seguirá existiendo esa necesidad. Y que a ella se llega desde la práctica y no desde el despacho.

Y la tercera, que si después de tanto tiempo todo sigue igual o peor, habrá que cambiar de táctica y de personas. ¿O no?

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