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  • El home delivery de «Los tres cerditos»

Los tres cerditos es un cuento habitual de la infancia. Desde mi perspectiva traslada los valores de la cultura del esfuerzo, de las cosas bien hechas, de afrontar juntos las amenazas y del hogar común, sean cuales sean los comportamientos anteriores de sus personajes. Ciertamente, la simpatía inicial se la lleva el más despreocupado de los personajes, con su alegría y frescura, pero a fin de cuentas es el más esforzado, el menos cool, el que resuelve la papeleta familiar.

Con cierta distribución cooperativa afín a Asecofarma venimos indicando la realidad del sector. Esto es, crecimientos muy pequeños, marginalidades netas ajustadísimas cuando no pérdidas, y necesidad de reestructuración y análisis de la solvencia de las farmacias para evitar «pellizcos» y dotaciones. Señal de que no todo es oro, tal y como algunos quieren hacer creer. Aun así hemos afrontado la realidad de cara, superando una década compleja y replanteando nuestra organización, oferta y actividad para hacer frente al futuro con garantías.

Entre tanto hemos intentado explicarnos ante las administraciones que han querido escucharnos para exponerles las bondades de un sistema de distribución de amplia gama, capilar y solidario. Independientemente de códigos postales, renta o tipología de producto, diaria y frecuente con la red de oficinas de farmacia, empresas de relevante y estable empleo, al frente de ellas se encuentra una figura capaz de aportar accesibilidad, conocimiento, seguridad y rigor al conjunto del sistema: el farmacéutico/a.

El paciente, cliente, ciudadano/a o con­sumidor/a, o como prefieran nombrarlo, ha cambiado. Mejor informado y conectado, continúa siendo el eje de nuestra propuesta. No se confundan; sabemos que él/ella es el rey, sin él no hay cadena de valor. Pero mientras mantenemos el esfuerzo y el estímulo, tan o más importante para afrontar con ilusión el día a día, de nuestra aportación 7/24/365, de nuestra formación, de nuestra mejora «TiC», de nuestra adaptación SEVEM y BPD’s, potenciando y colaborando en servicios de valor sanitario, vemos cómo aparece alegremente el concepto «bicicleta» con el home delivery de hospitales a domicilio, recortando dos eslabones de custodia y manejo del medicamento (distribución y farmacia).

Criticar sin proponer mejora puede resultar destructivo y ello no va con nosotros. Nuestro esquema de trabajo es de consenso y construcción. Dicho ello, alternativamente y convencidos no solo de su viabilidad económica sino también de su mejora para el sistema dentro de un marco flexible y actualizado, creemos imprescindible fomentar un modelo basado en la cultura colaborativa, donde cada actor aporte su principal activo. El hospital, su selección farmacológica y capacidades de acuerdo económico de base; la distribución, su eficiencia y capilaridad, y la farmacia, la profesionalidad, accesibilidad, dispensación y seguimiento. En esta «última milla» existe ya un buen tándem de accesibilidad, y las tecnologías permiten acuerdos de carácter complejo, y no por ello exentos de equidad y equilibrio. Esta sincronía de actores la hemos probado con el Programa de detección precoz de cáncer de colon y recto y no hay duda de su éxito.

Siento remontarme a la infancia, pero es que el mundo infantil es más puro y menos distorsionado. De no mediar cambio y acuerdo, a este paso a los niños les contaremos que alguien dio la llave de la puerta al lobo. Sobra decir que entonces costará mucho más esforzarse y el mundo se volverá más «Ni-Ni».

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