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  • Con la que está cayendo

Recientemente me invitaron a impartir una conferencia para una asociación de farmacéuticos de una región española castigada por la crisis farmacéutica de manera especial, con muchas farmacias con estanterías vacías y los farmacéuticos a las puertas de los bancos para pedir un crédito, pignorando sus títulos por culpa de un estado que no paga sus compromisos. 

Si de verdad queremos conocer el verdadero alcance de esta crisis, no hay más que ver cómo una estructura creada por los seres humanos como paraguas defensivo, sanitario y educativo, como es el Estado, se revuelve contra sus propios miembros. Cuánto profesional hay arruinado en diferentes áreas, malvendiendo su patrimonio o perdiéndolo por culpa de la utilización política de nuestros derechos fundamentales.

Un poco antes de comenzar mi exposición, cuando llegaban los invitados, un cargo profesional democráticamente elegido se acercó a quien organizaba el acto y le preguntó: «¿Tú crees que se puede hacer una charla de atención farmacéutica con la que está cayendo?». Yo estaba de espaldas, y quizás esta persona no se había percatado de mi presencia.

Pasaron los días, y recibí una llamada de teléfono de otra persona, también con cargo, que quería conversar sobre proyectos profesionales por hacer. Ambos compartíamos el sueño de poder algún día encontrar aliados que nos apoyen, y demostrar que la atención farmacéutica no solo es posible, sino que hacerla realidad sería un gran paso adelante en defensa del derecho a la salud de los ciudadanos. Pero también me dijo: «No sé si con la que está cayendo es el momento más oportuno para nuestro proyecto». Otra vez, en un año de sequía como este, la que estaba cayendo era motivo para la conversación y la tristeza.

La que está cayendo es una terrible lluvia de pesimismo que invade nuestra profesión, la inactiva, la pone a la defensiva y le corta sus ya de por sí estrechas miras. Pero la que está cayendo también indica una manera de ver las cosas, de que no se puede hacer nada cuando los tiempos vienen mal dados.

Me pregunto si, con la que está cayendo, la solución es esconder la cabeza debajo del ala, o enterrar la cabeza. No sé si me da más miedo ver la que está cayendo o la actitud de personas que se quedan agazapados a la espera de que todo pase.

Pero ya nada va a volver a ser como antes. Como dicen Les Luthiers, cualquier pasado fue anterior, y ya nada va a volver a ser lo que era. Todos vamos a tener que reposicionarnos, y desde luego habrá que pensar qué queremos ser de mayores. Y para ello, será mejor sacar la cabeza de debajo del ala o del agujero.

La que está cayendo también es una lluvia que limpia el aire viciado de contaminación, que arrastra restos antiguos e inservibles y que purifica. Son tiempos de cambio y de apertura a lo nuevo. Necesitamos ampliar nuestra mirada, estar atentos a lo que la sociedad necesita de nosotros, que es mucho, aunque para que ella se dé cuenta, y nosotros también, haya que cambiar muchas cosas. Está cayendo, y el meteorólogo de la crisis no anuncia que vaya a amainar. La crisis no es económica ni financiera, es una crisis de valores y ecológica, que va a cambiar el ecosistema de las profesiones.

Así que, si eres dirigente de nuestra profesión, fíjate bien en la que está cayendo y deja de quejarte, que para algo te han elegido. Es la hora de los valientes, de los que luchan mirando hacia delante. No sigas con la cabeza escondida, porque así no podrás disfrutar del nuevo arco iris que se avecina, y que, tarde o temprano, llegará.

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