Definición

La obstrucción nasal, los estornudos, la secreción de moco acuoso y/o la sensación de picazón en la nariz son síntomas comunes de rinitis alérgica y resfriados. Si un paciente se acerca al mostrador pidiendo un descongestivo nasal, es conveniente realizar ciertas preguntas para saber si se trata de un resfriado o una alergia, sobre todo si la demanda es reiterada.

Los resfriados son de origen vírico y suelen presentarse con mayor frecuencia en las épocas frías del año, aunque se observan cada vez más resfriados estivales debido al mal uso del aire acondicionado.

Las rinitis pueden ser de origen alérgico (las más frecuentes), debidas al contacto con alérgenos ambientales (polen, polvo, ácaros, mohos, hongos, etc.), o de causa no alérgica. Cuando la causa no es alérgica, este trastorno se conoce como «rinitis vasomotora». En estos casos la etiología es difícil de establecer, aunque se postula que la rinitis se debe a un desequilibrio en los mecanismos neurogénicos de la mucosa nasal. La rinitis vasomotora puede aparecer en cualquier momento, y sus síntomas brotan de repente y desaparecen de igual forma hasta que vuelven a reaparecer. Ante la sospecha de rinitis vasomotora, deberemos derivar al paciente al médico para su control y tratamiento.

Rinitis
Rinitis
 

Las rinitis alérgicas pueden clasificarse en 3 grupos:

  • Rinitis estacional: cuando los síntomas se presentan sólo en ciertas épocas del año.
  • Rinitis crónica (o perenne): con síntomas a lo largo de todo el año. En algunos casos, los síntomas van de leves a moderados durante el año, pero se exacerban o agravan con la estacionalidad.
  • Rinitis ocupacional: la relacionada con sustancias que afectan al paciente por su contacto con ellas en el ámbito laboral.

También existe una clasificación relacionada con la duración de los síntomas (Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma [ARIA]), establecida en colaboración con la Organización Mundial de la Salud:

  • Rinitis intermitente: la que dura menos de 4 días por semana o menos de 4 semanas.
  • Rinitis persistente: la que dura 4 o más días por semana y durante más de 4 semanas.

Prevalencia
La rinitis alérgica es un problema de salud muy común en todo el mundo. Se calcula que afecta a alrededor del 10 al 30% de la población, dependiendo del área geográfica, del clima y de otros factores ambientales. Afecta a niños y adultos.

La prevalencia del resfriado es muy alta: se calcula que, por término medio, los niños sufren entre 4 y 8 resfriados al año, y los adultos entre 2 y 5.

Signos y síntomas
Resfriados y rinitis presentan algunos síntomas comunes: obstrucción nasal, estornudos, secreción de moco acuoso y sensación de picazón en la nariz.

En los resfriados, los síntomas nasales se acompañan de otros síntomas típicos, como dolor o molestias en la garganta, malestar general, tos, cefalea o febrícula.

En la rinitis alérgica, la obstrucción nasal puede afectar a ambos lados a la vez o ir alternándose de un lado a otro. El picor de nariz puede extenderse al paladar de la boca, a la faringe y a los oídos. Pueden producirse también lagrimeo y picazón ocular, y tos por irritación debida al goteo retronasal de moco acuoso.

No obstante, existen otros síntomas y signos claramente diferenciadores que conviene tener presentes antes de dar consejo e indicar un tratamiento. En la tabla 1 se describen los principales síntomas y signos diferenciadores entre rinitis y resfriados.

17 EF571 PROTOCOLOS tabla 1

Protocolo de actuación
Como se ha mencionado, ante una consulta o demanda de producto por congestión nasal es conveniente realizar ciertas preguntas para distinguir si se trata de un resfriado o de una rinitis, puesto que ni el tratamiento farmacológico ni las medidas no farmacológicas serán exactamente los mismos. Además, deben descartarse síntomas y signos de alarma que aconsejen una derivación al médico.

Si sospechamos que el paciente padece una rinitis alérgica no diagnosticada, deberemos remitirlo al médico, ya que las rinitis alérgicas dan lugar frecuentemente a comorbilidades con asma, conjuntivitis y sinusitis. En los casos de resfriado, los ancianos, niños, embarazadas y enfermos crónicos tienen mayor riesgo de complicaciones. En la tabla 2 se describen los principales signos y síntomas de alarma y las situaciones en que debe derivarse al médico en caso de consulta por rinitis o por resfriado.

17 EF571 PROTOCOLOS tabla 2

Si el paciente no presenta signos ni síntomas de alarma ni pertenece a grupos de riesgo (niños menores de 2 años en resfriado, o menores de 6 en rinitis alérgica, embarazadas, lactantes, personas con riesgo de complicaciones como asmáticos, pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], inmunodeprimidos, insuficiencia cardiaca, diabetes o ancianos...), podremos recomendar algún tratamiento sintomático de indicación farmacéutica y medidas no farmacológicas y de prevención (algoritmo).

Tratamiento de indicación farmacéutica y recomendaciones
En uno y otro caso, rinitis alérgica o resfriado, el objetivo del tratamiento es calmar los síntomas:

  • En los casos de rinitis alérgica, y siempre teniendo en cuenta la sintomatología, la gravedad de los síntomas y las posibles comorbilidades, pueden recomendarse los siguientes tratamientos:

–Tratamiento antihistamínico oral y/o local (intranasal).
–Descongestivos nasales.
–Descongestivos nasales naturales, como soluciones salinas de agua de mar (isotónica o hipertónica), espráis fitoterápicos o espráis de aceites esenciales.
–Corticosteroides intranasales, glucocorticoides orales o antileucotrienos (los dos últimos grupos de medicamentos son de prescripción médica exclusivamente).

Si la rinitis alérgica ha sido diagnosticada y el paciente demanda un producto o consejo por rebrote, debemos ofrecer tratamiento sintomático de indicación farmacéutica a corto plazo, y derivarlo al médico para su control. En ciertos casos, el alergólogo puede prescribir vacunación específica cuando el alérgeno es conocido. En la tabla 3 se describen con mayor detalle los medicamentos más utilizados en las rinitis alérgicas.

  • En caso de resfriado generalmente se utilizan los llamados antigripales o anticatarrales, que suelen combinar un analgésico (paracetamol, ácido acetilsalicílico o ibuprofeno) con un antihistamínico (clorfenamina o bronfeniramina) y/o un descongestivo (pseudoefedrina o fenilefrina). Si hay molestias en la garganta pueden recomendarse pastillas antisépticas y emolientes. En caso de tos, un mucolítico, un expectorante o un antitusivo según el tipo de tos (mucosa, mucosa de difícil expectoración o irritativa). Para la mucosidad nasal podemos utilizar descongestivos nasales o descongestivos nasales naturales (soluciones salinas de agua de mar, isotónicas o hipertónicas, espráis fitoterápicos o espráis de aceites esenciales).

Para los síntomas de conjuntivitis alérgica, que suelen aparecer a menudo, pueden utilizarse los antihistamínicos H1 intraoculares: azelastina (de prescripción), levocabastina (existen presentaciones que no requieren prescripción) y distintas cromonas, como cromoglicato o nedocromil (ambas de prescripción).

ATENCIÓN: de todos es sabido que los descongestivos nasales son muy útiles y eficaces cuando la nariz está tapada, pero mal utilizados pueden ocasionar efectos secundarios y tener un efecto rebote. Deberemos instruir al paciente en su uso y advertirlo de los riesgos de una aplicación inadecuada.

Todos estos medicamentos pueden estar contraindicados para ciertos pacientes o presentar interacciones con otros medicamentos. Por tanto, es preciso evaluar el estado general del paciente y comprobar que no exista contraindicación por estado de salud o fisiológico, o interacción con otros medicamentos que tome. Las fichas técnicas de los medicamentos pueden consultarse on line en la página de la Agencia Española de Medicamentos y Productos sanitarios (AEMPS) (https://cima.aemps.es/cima/publico/buscadoravanzado.html).

17 EF571 PROTOCOLOS tabla 3

Rinitis alérgica. Medidas no farmacológicas. Prevención y consejos al paciente

  • Beber abundante líquido para mantener hidratadas las mucosas. Moderar las bebidas alcohólicas (el alcohol seca las mucosas).
  • Lavados nasales frecuentes con agua de mar o suero fisiológico, sobre todo al regresar del exterior, para eliminar posibles alérgenos y mucosidades y descongestionar las mucosas.
  • Proteger el interior de la nariz con preparados endonasales que aíslen la mucosa nasal de los alérgenos.
  • Evitar el tabaco, los perfumes, los ambientadores, el polvo y otros posibles alérgenos.
  • En los casos de alergia al polen, evitar salir a las horas de mayor polinización y mantener las ventanas cerradas en esas mismas horas. Cerrar las ventanillas del coche cuando se viaja. En caso necesario utilizar mascarillas.
  • Instalar aparatos de aire acondicionado con filtro.
  • En alergias a ácaros y hongos, intentar que la temperatura no supere los 24 ºC y la humedad el 40%.
  • Limpiar aspirando o con bayetas húmedas: si es el paciente quien hace la limpieza, debe utilizar mascarillas; si la limpieza la hace otra persona, el paciente debe trasladarse a otra habitación.
  • En los casos de alergia a ácaros, evitar cortinas, tapicerías, alfombras y moquetas. Si no es posible, deben ser de materiales que repelan el polvo y puedan ser lavados frecuentemente. Usar fundas antiácaros para colchones y almohadas. Los muñecos y peluches deben poder lavarse. Evitar animales de pelo o pluma, o en su caso tratarlos con antiácaros. Evitar la acumulación de libros (suelen llenarse de polvo y ácaros).
  • En los casos de alergia a los hongos y mohos, ventilar, secar y limpiar bien las zonas húmedas de la casa (baños y cocina) para evitar la proliferación de hongos. Utilizar antimohos en cortinas y mamparas.

Resfriados. Consejos para el paciente

  • Beber abundante líquido para mantener hidratadas las mucosas. Moderar las bebidas alcohólicas (el alcohol seca las mucosas).
  • Evitar cambios bruscos de temperatura y no abrigarse en exceso.
  • No fumar; puede ser un buen momento para dejar el tabaco definitivamente.
  • Evitar en la medida de lo posible el contacto con otras personas para evitar contagios.
  • Lavados nasales con agua de mar o suero fisiológico; limpian el interior de la nariz y alivian la congestión, y ayudan a eludir el abuso de descongestivos nasales.
  • Lavarse a menudo las manos, especialmente después de toser o estornudar.
  • Utilizar pañuelos desechables.

17 EF571 PROTOCOLOS figura

Bibliografía
Baos Vicente V, Faus Dáder MJ. Protocolos de indicación farmacéutica y criterios de derivación al médico en síntomas menores. Madrid: Fundación Abbott, 2010.
Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Campaña Sanitaria sobre Alergia «Más que un estornudo» (2012). Disponible en: https://www.portalfarma.com/Profesionales/campanaspf/categorias/Paginas/Alergias/2012_alergia.aspx
Esteva E. Resfriado común. Offarm. 2001; 20(11): 11-153.
Faus Dáder MJ (ed.). Guía de seguimiento farmacoterapéutico sobre rinitis alérgica. Barcelona: GIAF, 2005. Disponible en: http://hdl.handle.net/10481/33084
Prevención de las alergias. Disponible en: http://alergias.org.es/prevencion

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