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Gracias, farmacéuticas. Gracias, farmacéuticos

Hace unos meses, e incluso hace unas semanas, poco nos podíamos imaginar la realidad que estamos viviendo. Tenemos que hacer frente a circunstancias que ponen a prueba la mejor versión de nosotros mismos. Más que nunca, tenemos que activar nuestra reserva particular de fuerzas para sumarla a la de otros compañeros, pues sólo actuando unidos y de forma organizada conseguiremos hacerle frente. Y, para poder eliminar de nuestro diccionario vital la palabra coronavirus y volver a una anhelada normalidad en el transcurso del calendario, antes tendremos que llenar de sentido, significado y actuaciones a otro concepto, el de resiliencia, también conocido como la capacidad de adaptación del ser humano a un estado o situación adversa.

Gracias, farmacéuticas. Gracias, farmacéuticos
Gracias, farmacéuticas. Gracias, farmacéuticos

No hay duda de que en la crisis del coronavirus nos enfrentamos al reto de conjugar nuestras acciones en un escenario donde la excepcionalidad y la incertidumbre son las grandes protagonistas. A su vez, esta situación genera una dificultad añadida para todos los profesionales sanitarios que nos encontramos en primera línea de actuación, y con muchos obstáculos para estar bien protegidos en un mercado feroz y especulativo.

Este es el caso de todos los farmacéuticos y farmacéuticas que, desde todos los ámbitos de actuación de la profesión –como, por ejemplo, la farmacia comunitaria, la farmacia de atención primaria y la farmacia hospitalaria–, y más allá de nuestro trabajo habitual relacionado con el área del medicamento, estamos demostrando el compromiso con la salud de la población. Nos hemos coordinado con la Administración catalana para distribuir mascarillas a la población a través de la red de farmacias en el marco de la campaña «Mascareta/Salut». Estamos colaborando con el resto de agentes sanitarios para evitar que los pacientes tengan que desplazarse innecesariamente a centros de atención primaria y/u hospitales, y en este sentido el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) ha habilitado excepcionalmente que el farmacéutico comunitario pueda dispensar medicamentos para tratamientos de larga duración, aunque el plan de medicación esté caducado, a excepción de los estupefacientes. También de manera coordinada con CatSalut, estamos resolviendo la prestación farmacéutica a los llamados «Hoteles-Salud» y colaborando, desde las oficinas de farmacia, en la entrega de los medicamentos hospitalarios de dispensación ambulatoria (MHDA) cuando los servicios de farmacia hospitalaria lo solicitan. Asimismo, hemos puesto en marcha una red de voluntarios para acercar la medicación a pacientes frágiles que no pueden salir de casa.

Cuando al final del día damos por acabada la intensa actividad desde nuestros respectivos puestos de trabajo, llega el momento de inspirar, espirar y coger el impulso necesario para afrontar la siguiente jornada. Al menos, en ese momento, debemos permitirnos ser conscientes de todo lo que estamos consiguiendo juntos y felicitarnos por ello. Porque una vez más estamos mostrando la fortaleza de la profesión farmacéutica, la responsabilidad con la que abordamos nuestro trabajo y la capacidad de coordinarnos en beneficio de las personas. Siempre lo hemos dicho: la red de farmacias organizada tiene un valor inmenso al servicio de la población.

Por todos estos motivos, y por un largo etcétera, sólo puedo acabar con un «Gracias». Gracias, farmacéuticas. Gracias, farmacéuticos. Es una satisfacción poder representaros a todos como un recurso sanitario más en una crisis como la que estamos viviendo. Adelante, no decaigamos, ni colectiva ni individualmente. Mantengámonos en pie para que la cruz verde de las farmacias no se apague y siga siendo, incansablemente, la primera puerta accesible a la salud de la sociedad.

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