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Los whiskys de Islay

Escocia tiene cinco zonas de elaboración de whisky, pero la pequeña isla de Islay, de poco más de 3.000 habitantes, ha conseguido hacerse famosa en todo el mundo con unos destilados excepcionales. En sus 600 km2 su principal industria se basa en la destilación del whisky, en el turismo relacionado con el whisky y en la observación de aves. Una isla misteriosa, casi aislada en el mar, pero un lugar «santo» para los bebedores de whisky.

Pep Bransuela

Pep Bransuela

Farmacéutico y enólogo

Para la elaboración del whisky se empieza con el malteado, que consiste en humedecer los granos de cereales para hacerlos germinar y luego secarlos rápidamente con aire caliente. Así se produce el azúcar que al fermentarse se transforma en alcohol. Una vez acabada la fermentación se obtiene un líquido espumoso similar a la cerveza, que se destila dos veces en Escocia pero tres en Irlanda. El resultado es un licor incoloro de alta graduación que tiene que envejecerse para salir al mercado con el nombre de whisky.

En la isla de Islay encontramos ocho destilerías, algunas de las cuales están entre las mejores del mundo. Las del sur producen whiskys muy acentuados con aromas a alquitrán, notas ahumadas y ricos en yodo. Allí encontramos Laphroaig, que produce un whisky pegajoso al paladar, espeso, con un delicioso sabor a miel. No muy lejos, Lagavulin y la joya de la corona Ardbeg, que ya sabe lo que es que sus whiskys (Uigeadail) sean condecorados como el mejor whisky del mundo, con unos fantásticos sabores afrutados tirando a miel y a notas de recién tostados.

Los whiskys de las destilerías del norte son más suaves y dulzones. En el centro de la isla encontramos Bruichladdich, que es conocida por el sabor afrutado de sus destilados, con notas a ciruelas muy curiosas, así como Bowmore.

Un paraíso para perderse unos días y poder disfrutar de los mejores whiskys del mundo.

LAGAVULINLagavulin 12 años Single Malt Scotch
Precio: 106 €
Una edición especial de esta destilería que contentará al más exquisito de los paladares. La bergamota y la madera envuelven un sofisticado conjunto aromático donde los tofes y los caramelos sobresalen de forma excepcional. En boca tiene un punto dulce y positivamente ahumado. Largo, con grandes cantidades de humo, sésamo tostado, albahaca. Muy agradable de beber solo y con agua, con la que se ponen de manifiesto algunas especias indias como el comino.

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