Isoflavonas para la prevención de pérdida de masa ósea

Yusuf S, Diener H, Sacco R, Cotton D, Ounpuu S, Laeton W, et al. Telmisartan to prevent recurrent stroke and cardiovascular events. N Engl J Med. 2011; 359: 1.225-1.237.

En mujeres posmenopáusicas de 45 a 60 años con una densidad mineral ósea (medida mediante el T-score) de –2,0 o superior, la administración diaria de 200 mg de isoflavonas de soja durante 2 años no previno la pérdida ósea ni la sintomatología menopáusica.

Tras la menopausia, las mujeres presentan frecuentemente pérdida de masa mineral, además de sofocos, sequedad vaginal y alteraciones del sueño, lo que hace que su calidad de vida se reduzca de forma significativa. Para solventar este problema, se propuso la administración de productos derivados de la soja, como sustituto de los estrógenos, considerando su alto contenido en fitoestrógenos (las isoflavonas genisteína y daidzeína), que se unirían al receptor estrogénico.

Para investigar esta hipótesis, se llevó a cabo el SPARE study (Soy Phytoestrogens As Replacement Estrogen), en el que se administró diariamente a mujeres en los primeros 5 años de su menopausia una dosis de 200 mg de isoflavonas. Al grupo de control se le administró placebo, y ambos grupos se mantuvieron durante 2 años.

Al final del estudio no se observaron diferencias significativas en las variaciones de densidad mineral ósea de ambos grupos en vértebra, cadera o fémur. Con respecto a la sintomatología de la menopausia, tampoco se observaron diferencias significativas, excepto en la aparición de sofocos: al final del estudio, el 48,4% del grupo que recibió los derivados de soja y el 31,7% del de placebo, respectivamente, experimentaron dicho síntoma.

Existen más estudios que muestran la falta de efectividad de las isoflavonas con respecto a la densidad mineral ósea; sin embargo, un estudio (que utilizó exclusivamente genisteína) mostró un efecto protector del hueso, por lo que es necesario llevar a cabo más investigaciones que aclaren definitivamente este tema.

En el manejo de los molestos síntomas asociados a la menopausia, las isoflavonas se han utilizado desde hace tiempo. No obstante, estas no se presentan en el mercado con un registro de medicamento, sino en productos en los que es habitual observar la frase «rico en isoflavonas»; en algunos casos, como mucho se expresan en miligramos las isoflavonas totales. Sin embargo, si fuera un medicamento, en la descripción de su composición se indicaría qué tipo (genisteína, daidzeína, gliciteína) y cantidad de isoflavonas contiene, pues no parece ser que todas presenten la misma efectividad. En cierto modo, es como si se vendiera hoy en día fuera de la farmacia un extracto de hojas de digital «rico en glucósidos».

 

sehablade466Efectividad de la polipíldora para reducir el riesgo cardiovascular

PILL Collaborative Group. An international randomised placebo-controlled trial of a four-component combination pill ("polypill") in people with raised cardiovascular risk. PLoS ONE. 2011; 6(5): e19.857.

La polipíldora reduce la presión arterial sistólica y los niveles de colesterol LDL, pero provoca efectos adversos en una de cada seis personas que la toman. Parece ser que la reducción del riesgo cardiovascular es menor de lo que se esperaba, y que el perfil de seguridad es moderadamente superior al previsto.

Hace 10 años que se planteó la idea de una polipíldora para reducir el riesgo cardiovascular, y para ello se pensó en una asociación en dosis fijas de ácido acetilsalicílico, una estatina y un reductor de la presión arterial, administrados todos ellos en el seno de un medicamento único. La administración en un comprimido único favorecería el cumplimiento terapéutico y reduciría costes, y ese fue el razonamiento planteado. La idea de una polipíldora fue consiguiendo adeptos, y acabó planteándose la posibilidad de utilizarla en los países desarrollados, en personas mayores de 55 años.

Para investigar su efectividad y seguridad real, se ha llevado a cabo un ensayo clínico aleatorizado y controlado en siete países entre individuos con un riesgo cardiovascular elevado (≥7,5% a 5 años, según la función de Framingham). Para ello, se administró una tableta con 75 mg de ácido acetilsalicílico, 10 mg de lisinoprilo, 12,5 mg de hidroclorotiazida y 20 mg de sim­vastatina al grupo de estudio, y placebo al grupo de control.

Al cabo de 12 semanas de seguimiento, la presión arterial sistólica (PAS) se redujo a 9,9 mmHg (IC del 95%: 7,7-12,1), y el nivel de colesterol LDL lo hizo en 0,8 mmol/L (IC del 95%: 0,6-0,9) comparado con placebo. No obstante, en el grupo de estudio se observó una tasa de efectos adversos del 58%, mientras que en el de placebo fue del 42%.

A la vista de los resultados, la tolerabilidad a corto plazo no pareció tan adecuada como se había supuesto a partir de otros estudios, y muchos de los problemas se asociaron al uso de ácido acetilsalicílico. No obstante, según este estudio, parece que el mayor beneficio se alcanzaría en los individuos de mayor riesgo y, por dicho motivo, el farmacéutico debería realizar un mayor seguimiento en este subgrupo de pacientes.

El concepto del «todo en uno» presenta ventajas e inconvenientes. La asociación de dosis fijas de medicamentos en una misma píldora no permite la individualización de la dosis. Sin embargo, el incumplimiento terapéutico es la principal causa de falta de efectividad de los tratamientos, de modo que la asociación de dos o más principios activos en una única forma farmacéutica contribuiría a mejorar dicho problema. Por ello, y en el caso de prevención secundaria (cuando haya habido un episodio cardiovascular previo), una polipíldora puede ser una opción interesante. No en vano la Food and Drug Administration (FDA) acaba de autorizar en Estados Unidos una combinación de sitagliptina y simvastatina para el tratamiento de diabéticos dislipémicos.

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