El Colegio de Barcelona presentó los estudios becados durante el curso 2010-2011

El Colegio de Farmacéuticos de Barcelona presentó esta semana los resultados y conclusiones de los tres estudios becados durante el curso 2010-2011, que giran alrededor de la utilización de los medicamentos en el ámbito hospitalario y de la farmacia comunitaria.

El acto fue presidido por el presidente del Col•legi de Farmacèutics de Barcelona, Jordi de Dalmases, y el decano de la Facultat de Farmàcia de la Universitat de Barcelona, Joan Esteva de Sagrera.

 

Pacientes polimedicados y PRM

El primero de los estudios, que se realizó en 40 farmacias comunitarias de la Región Sanitaria de Barcelona, incluyó a 1.006 pacientes y determinó que uno de cada 3 pacientes de más de 65 años polimedicados –con 3 o más fármacos prescritos– y con una función renal disminuida, presenta problemas relacionados con la medicación (PRM) que requieren una vigilancia especial en el uso de sus medicamentos.

Según el estudio la intervención del farmacéutico permitió reducir el porcentaje de pacientes con PRM detectados de un 28,7% al inicio –uno de cada 3–, a un 11,49% –uno de cada diez–. Por otro lado, también disminuyó la inadecuación posológica de un 15,3% de media a un 5,15%.

Para conseguir este aumento en la seguridad en el uso de los medicamentos, los farmacéuticos hicieron recomendaciones de ajuste de dosis a los médicos prescriptores, recomendaciones que en un 26,5% de los casos fueron ampliar el intervalo entre dosis, en un 57,9% disminuir las dosis, y en un 15,8% cambiar de medicamento por estar contraindicado en el paciente según las recomendaciones de las diferentes fuentes consultadas.

Como fruto de este estudio, los farmacéuticos participantes incluyeron a 129 pacientes en un programa de seguimiento farmacoterapéutico para prevenir posibles PRM de seguridad.

Otras conclusiones del trabajo fueron que uno de cada dos medicamentos utilizados por los pacientes participantes presentaba alguna restricción de uso en caso de deterioro renal; que cuatro de cada diez pertenecían al grupo de medicamentos para el aparato cardiovascular, y que tres de cada diez estaban relacionados con el sistema nervioso (analgésicos, hipnóticos y sedantes, psicoanalépticos...).

El objetivo principal de este estudio era estimar la prevalencia de la necesidad de ajuste posológico de los medicamentos de la gente mayor que es atendida en las farmacias y evaluar la eficacia de las intervenciones realizadas por el farmacéutico comunitario en la resolución de los PRM de seguridad detectados, para garantizar la efectividad y seguridad de la farmacoterapia en los pacientes.

El estudio se denominaba «Prevención de RNM causados por PRM de seguridad: ajuste posológico de medicamentos en ancianos polimedicados con función renal disminuida atendidos en las farmacias comunitarias» y fue realizado por M.ª Àngels Via-Sosa, Dra. en Farmacia y profesora de Estancias en Prácticas Tuteladas; Natali Lopes, máster en Farmacia Asistencial y Atención Farmacéutica; Wesley Cristian Ferreira, máster en Farmacia Asistencial y Atención Farmacéutica, y Marian March Pujol, coordinadora de Estancias en Prácticas Tuteladas.

 

Compatibidad físicoquímica de medicamentos en pacientes críticos

El segundo estudio becado lo realizó el Servicio de Farmacia del Hospital Clínic de Barcelona y permitió analizar la compatibilidad física de 63 mezclas binarias de fármacos utilizados habitualmente en perfusión continua en pacientes críticos en las unidades de cuidados intensivos. A su vez, se pudo comprobar la estabilidad química de las perfusiones de los fármacos más relevantes en las mezclas binarias estudiadas para contribuir a mejorar la administración segura de medicamentos.

El paciente crítico requiere a menudo tratamiento con diferentes fármacos intravenosos y el hecho de que muchos de estos fármacos se administren en perfusión continua, unido al inconveniente de que los accesos venosos en este enfermo son limitados, hacen que el personal de enfermería se vea obligado a administrar simultáneamente varios fármacos por una misma vía. En este caso, el estudio consistió en el análisis de distintas mezclas binarias, en diferentes diluyentes y condiciones de exposición a la luz, hasta un total de 130 combinaciones. Los resultados obtenidos permitieron completar la información contenida en una mesa de estabilidades, previamente elaborada con fechas extraídas de la literatura científica, en la que enfermería puede consultar con facilidad la compatibilidad de las mezclas.

Los autores del estudio confían en que la información derivada del trabajo permita ampliar el conocimiento sobre compatibilidad fisicoquímica de mezclas endovenosas de uso frecuente en las unidades de cuidados intensivos y contribuya a mejorar la administración de sustancias en los pacientes.

El estudio se tituló «Compatibilidad fisicoquímica de fármacos administrados en perfusión continua en las Unidades de Cuidados Intensivos» y sus autores son Carmen López Cabezas, Dolors Soy Muner, Laura Guerrero Molina, Glòria Molas Ferrer, Helena Anglada Martínez y Josep Ribas Sala, del Servei de Farmàcia del Hospital Clínic de Barcelona.

 

Fármacos y fracturas óseas

El tercer estudio becado, llevado a cabo en la Corporación Sanitaria Parc Taulí, concluyó que los inhibidores de la bomba de protones y los antidepresivos inhibidores selectivos de la captación de serotonina no son determinantes mayores del riesgo de fractura de cadera y/o pelvis en nuestro entorno.

Para llevar a cabo el trabajo se realizó un estudio de casos y controles de base hospitalaria, que incluyó enfermos, de 50 a 95 años, atendidos en el servicio de urgencias del hospital por fractura de cadera y/o pelvis por fragilidad ósea y se valoró la exposición farmacológica de la población estudiada en los 10 últimos años, con especial énfasis sobre inhibidores de la bomba de protones, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y glitazonas. También se explotó el riesgo de fracturas patológicas asociado al uso prolongado de bifosfonatos.

Las conclusiones del estudio indican que la prevalencia de uso de inhibidores de la bomba de protones fue de más del 50% de la población estudiada, pero que no hay asociaciones significativas relevantes entre el riesgo de fractura y exposiciones a inhibidores de la bomba de protones. De manera similar, los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina tenían una prevalencia de uso en torno al 20% de la población estudiada, pero no se asociaron a incrementos de riesgo independientemente de su duración y del momento de la exposición. En cuanto a las glitazonas, se ha contrastado que su utilización en nuestro entorno es prácticamente inexistente. Y por lo que respecta a los bifosfonatos, no se observó ninguna asociación de riesgo, si bien es importante destacar que se encontró una baja prevalencia de utilización en duraciones superiores a 5 años, por lo que no es posible detectar asociaciones significativas de riesgo de fracturas a largo plazo.

Los autores del estudio «Riesgo de fracturas asociado a medicamentos: estudio de casos y controles» son Maria Queralt Gorgas Torner e Irene López Rico, del Servicio de Farmacia de la Corporació Sanitària Parc Taulí.

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