Se trata de un sustantivo femenino que puede hacernos tropezar. Etimológicamente, algarabía significa «la lengua árabe», y de ahí se extendió la acepción hacia «manera de hablar atropellada, sin pronunciar bien las palabras». Ambos usos son extraños, y hoy una algarabía se entiende mejor como «voces alegres y festivas» y como un «griterío confuso de personas que hablan al mismo tiempo».