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Es una evidencia que la sucesión de medidas sobre el precio de los medicamentos no ha cejado en estos últimos años y los últimos RDL reafirman que la apuesta política del Gobierno continúa siendo ésta en lo que se refiere a la prestación farmacéutica. No se vislumbran tampoco brotes verdes en esta cuestión.  

Aunque la economía del sector va deteriorándose sin cesar a causa de esta política, lo cierto es que, hasta ahora, las reglas del juego se han mantenido sin grandes variaciones. Más pobres, pero iguales. Esta situación en la que escasean las perspectivas de progreso económico y profesional no puede mantenerse indefinidamente, y aunque algunos esperan que la tendencia revierta hacia la recuperación de los precios, lo más probable es que alguna de las reglas del juego cambie antes de que esta ilusión se materialice.

Ante los cambios siempre aparece una inquietante sensación de intranquilidad que no es posible evitar, pero la situación es muy distinta si los cambios los promueves tú o si, por el contrario, éstos te son impuestos. ¿Qué es lo que no ha cambiado en nuestro sector? No han cambiado cuestiones tan nucleares como: la titularidad de un farmacéutico ligada a la propiedad de una sola farmacia, la exclusividad del suministro de medicamentos a los pacientes ambulatorios, la concertación con el SNS de todas las farmacias sin exclusión, la remuneración de nuestros servicios a través de un margen del medicamento dispensado y la regulación geográfica y demográfica de la instalación de nuevas farmacias.

Este ha sido el repóker con el que el sector ha decidido continuar apostando en la partida, seguro de que continúa siendo una mano ganadora y la experiencia nos dice que es así, pero –siempre existe un pero– cuando la partida empieza a complicarse para cualquiera de los jugadores que participan en ella, la confianza en tu mano puede transformarse en obcecación y que ésta te impida darte cuenta que lo que ha sucedido es que los demás han decidido jugar al mus.

Existen síntomas preocupantes de que algo así esté sucediendo. Algunas iniciativas de las que aún no conocemos los detalles, pero que han empezado a filtrarse en los medios, como la que se está barajando en la Generalitat Valenciana, que insinúan la posibilidad de traspasar la gestión y el control de la prestación farmacéutica ambulatoria a empresas externas al sector, deberían activar el estado de alerta. Es una responsabilidad muy importante acertar el momento adecuado para abrir un debate interno sobre lo que ha sido y es el modelo de profesión y de negocio del sector de las oficinas de farmacia, pero igual de importante es evitar a toda costa empezar el baile con el pie cambiado.

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