Los complementos alimenticios y la piel

A medida que envejecemos, la piel sufre pequeños e inevitables cambios que provocan falta de flexibilidad, densidad y tono, con una pérdida de elasticidad y firmeza natural. Los cambios hormonales, la deshidratación, la radiación solar o el estrés son algunos de los principales factores que aceleran esta degradación.

Los complementos alimenticios y la piel
Los complementos alimenticios y la piel

Cuando el envejecimiento cutáneo se agudiza, se produce una modificación de la matriz extracelular por el efecto de la radiación ultravioleta, haciendo que la piel pierda elasticidad, y debido a ello aparecen las conocidas arrugas, manchas y sequedad cutánea.
La alimentación puede ayudar a retrasar los distintos procesos ligados al envejecimiento cutáneo. Cuando con la dieta no es suficiente, los complementos alimenticios pueden aportar el conjunto de nutrientes necesarios para este fin.

Los componentes de los complementos alimenticios son muy variados, desde extractos de plantas, legumbres y componentes estructurales, hasta polifenoles, vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. A partir de una revisión de la literatura científica, a continuación resumiremos la evidencia actual sobre la relación entre alimentación y piel.

tabla 1Antioxidantes
Hoy en día sabemos que es posible luchar contra el envejecimiento celular. La mejor forma de prevenirlo es reforzando las defensas naturales del organismo para neutralizar los radicales libres; por ello, la inclusión de antioxidantes en la dieta puede ayudar a proteger la piel de los efectos del envejecimiento (tabla 1).

Carotenoides
Son pigmentos orgánicos que se encuentran de manera natural en organismos vegetales. Los humanos no pueden sintetizarlos; de ahí que deban obtenerse a través de la alimentación o de complementos alimenticios.

Los carotenoides desempeñan un importante papel como antioxidantes, ya que protegen las células y tejidos frente al daño provocado por los radicales libres y ejercen una actividad fotoprotectora. Entre los principales carotenoides, se encuentran el betacaroteno (provitamina A), el licopeno, la luteína, la zeaxantina y la astaxantina1.

La ingestión de complementos alimenticios que contengan una mezcla de betacaroteno, luteína y licopeno, y de otros que contengan sólo betacaroteno, se ha asociado a una reducción del eritema provocado por la luz ultravioleta2. Por otro lado, la ingestión oral de luteína y zeaxantina induce un aumento de lípidos en la superficie cutánea y ha demostrado que podría mejorar tanto la hidratación de la piel como reducir la peroxidación lipídica3.

Polifenoles
Los polifenoles vegetales protegen al organismo del daño producido por agentes oxidantes, como los rayos ultravioleta, la contaminación ambiental, las sustancias químicas presentes en los alimentos, etc. El organismo humano no puede producir estas sustancias químicas protectoras, por lo que deben obtenerse mediante la alimentación.

Algunos de los más populares son los flavonoides, las antocianidinas, las catequinas, los taninos y el resveratrol. Entre las plantas con compuestos fenólicos más utilizadas en los complementos alimenticios podemos destacar el té verde, la calaguala, la soja, las almendras, el cacao, la vid, el extracto de pino y el arándano.

Vitaminas E y C
La vitamina C participa en la protección de las células frente al daño oxidativo y ayuda a regenerar la forma reducida de la vitamina E. También actúa como cofactor esencial en la biosíntesis de colágeno, un proceso importante para la prevención del envejecimiento cutáneo4.

La vitamina E es un antioxidante muy popular, y se cree que mejora la hidratación de la piel y su textura. Se sabe que interactúa con otros nutrientes implicados en procesos de oxidación, como la vitamina C, el selenio y el zinc.

Tanto la vitamina E como la C forman parte de las defensas naturales de la piel contra las especies reactivas de oxígeno; por lo tanto, los complementos que contienen vitamina E y C5 podrían contribuir a la prevención del fotoenvejecimiento y reducir el eritema producido por la exposición a los rayos ultravioleta6.

Minerales
El zinc constituye un elemento esencial para más de 200 metaloenzimas, incluyendo la enzima antioxidante superóxido dismutasa. Contribuye al mantenimiento de las uñas, del cabello y de la piel en condiciones normales, así como a la protección de las células frente al daño oxidativo.

El selenio es un mineral antioxidante y su acción se relaciona con la actividad de la vitamina E. Actúa como cofactor de la glutatión peroxidasa, una enzima implicada en la protección del ADN contra el estrés oxidativo causado por los rayos ultravioleta7.

El cobre es un oligoelemento que actúa como cofactor de la enzima tirosinasa, por lo que contribuye a la pigmentación normal de la piel y el cabello. También contribuye, junto a la vitamina C, al mantenimiento y reparación del tejido conectivo.

El magnesio se ha asociado a una reducción de las manchas producidas por el envejecimiento y tiene un efecto antioxidante. El calcio, el manganeso, el hierro, el yodo y el silicio también se cree que pueden tener efectos antienvejecimiento cutáneo; sin embargo, la evidencia aún es limitada.

Otros aliados antiedad
• Colágeno. Esta proteína es secretada por los fibroblastos que se encuentran en la dermis. El colágeno posee la capacidad de retener agua en el interior del organismo, mejorando así la hidratación de la piel. Tiene como función conferir a los tejidos una resistencia mecánica al estiramiento, manteniendo así su elasticidad8,9. Además de su función hidratante, su consumo se ha asociado a una reducción de las arrugas alrededor de los ojos10.
• Coenzima Q10. Tiene una función protectora. Además de neutralizar el exceso de radicales libres, también regenera la vitamina E oxidada. Por ello se le atribuyen propiedades antienvejecimiento11,12.
• Melatonina. Una de las capacidades más estudiadas de la melatonina es su poder antioxidante, que es del doble que la vitamina E y superior a la vitamina C. Aun así, la evidencia está limitada por estudios in vivo e in vitro13.
• Queratina. Tiene una función estructural muy importante en la piel; hay argumentos a favor de su función en la hidratación y la firmeza cutánea, y también en la solidez de las uñas y el cabello. Los complementos alimenticios están ya en el mercado para estas indicaciones; sin embargo, las pruebas científicas aún son insuficientes.
• Ácido hialurónico. Se encuentra en la dermis, y tiene capacidad de absorber grandes cantidades de agua, almacenándola para hidratar la piel14,15. Además, alimenta a los fibroblastos, que a su vez aumentan la síntesis de colágeno y elastina, conservando la piel joven y flexible.

Vitaminas del grupo B
La vitamina B2 contribuye al mantenimiento de la piel en condiciones normales y a la protección de las células frente al daño oxidativo. La vitamina B3 (o niacina) y la vitamina B8 (o biotina) contribuyen a mantener la piel en condiciones normales16.

Ácidos grasos esenciales
• Omega 6. El consumo de complementos alimenticios con ácido gamma-linolénico podría contribuir a mejorar la función barrera de la piel mediante una disminución de la pérdida de agua transepidérmica17.
• Omega 3. La ingesta de complementos alimenticios que contengan ácido docosahexanoico y eicosapentanoico puede ayudar a proteger la piel de las agresiones provocadas por los radicales libres, así como a prevenir los eritemas causados por los rayos ultravioleta18,19.
• Omega 7. El ácido palmitoleico es un ácido graso monoinsaturado que constituye la capa córnea de la piel. Está presente en altas concentraciones en el aceite de espino amarillo. El aporte de omega 7, junto con otras sustancias antioxidantes, podría tener un efecto antienvejecimiento20.

tabla 2Extractos de plantas (tabla 2)
Los extractos de plantas se utilizan en los complementos alimenticios con la finalidad de prevenir o mejorar el estado de la piel, por su aporte en distintos nutrientes.
• Los extractos de alfalfa, zanahoria, acerola y tomate aportan vitaminas, carotenoides y minerales.
• Los conocidos aceites de semillas oleaginosas (borraja, onagra, grosellero negro, uva...) o el aceite de oliva aportan ácidos grasos.
• Las isoflavonas de la soja tienen propiedades antioxidantes y fitoestrogénicas, que parecen beneficiar a las pieles maduras.
• Los polifenoles de la vid, el arándano o el grosellero negro incrementan la resistencia y disminuyen la fragilidad de los capilares, y su acción antioxidante protege al tejido conectivo de la degradación, particularmente el colágeno y la elastina.
• Los polifenoles de los extractos de té y los extractos de calaguala (por la sinergia de sus componentes) han mostrado una acción protectora frente a las radicaciones solares.

Conclusión
Gracias a la extensa búsqueda bibliográfica llevada a cabo, hemos podido constatar la eficacia de distintos ingredientes para mantener la piel en buen estado. Destacan principalmente sus propiedades de hidratación y protección frente a la radiación ultravioleta.

Los nutrientes con propiedades antioxidantes son las sustancias de más relevancia y con más literatura científica. El dictamen científico de la EFSA confiere a las vitaminas C, E y B2 y al manganeso, cobre, selenio y zinc la propiedad saludable de «protección de las células frente al daño oxidativo».

Otros antioxidantes alimentarios no están considerados como nutrientes esenciales, pero tienen actividad antioxidante, como los carotenoides y los polifenoles.

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